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VILLEL DE MESA

MANOLO SANZ ABAD "MANOLO CENTENO"

UN POBRE RICO, CURRANTE Y VIAJANTE, QUE MENDIGADA Y AYUDABA A SUS SEMEJANTES, ESO SÍ, SIN SER VISTO. NUNCA SERÁ EL PROTAGONISTA DE UN LIBRO, PERO SÍ DE ESTAS LÍNEAS.

(Cronista Hermenegildo Pedro Larrad Pérez, Nueva Alcarria, 11 de marzo de 2005.)

Cuando a los hombres, que les llaman importantes, por su cargo u otros motivos, siempre son motivo de noticias y mucho más cuando llega el final de su vida. Algunas editoriales, suelen sacar distintas ediciones, dando a conocer lo que fue su vida. Otros lo hacen en vida, como ocurre con los politicos, que no hicieron mucho en su tiempo ¿qué nos van a enseñar en sus libros?

Pero cuando muere un hombre, que toda su vida ha sido pobre, nadie se interesa por su historia y en muchas ocasiones, en poco tiempo ya nadie le tiene en su pensamieto y mucho menos en sus oraciones.

Manolo "el Centeno" fue un pobre rico (de la misma manera que hay ricos pobres), desde que yo le conocí, siempre tenía trabajo esporádicos, prácticamente aquellos que nadie hacía. Siempre le recordáré cuando limpiaba el río pequeño de todas sus malezas. En la fuete del río Cabero arrancaba aquellos berros que se formaban, y así dejaba correr el agua. En los tiempos que había cangrejos, aún recibía un supelmento al jornal que entonces era muy bajo, en los años 40 ó 50 del siglo XX, de diez o quince pesetas al día.

También ahuecaba la lana de los colchones, limpiaba las calles y se dedicaba a mendigar por los pueblos del entorno, especialmente en fiestas. Mutilado de la guerra, tenía una pequeña paga y se iba manteniendo como podía, siempre gozó de buena salud. Vivió con su madre, con su hermana Pascuala y en la gravedad de su enfermedad, su hermana María y sobrinas, le cuidaron en Zaragoza.

Manolo ´vivía en una casa muy pequeña, en la calle del Horno. En una visita del Presidente de la Comunidad de Castilla-La Mancha, que hizo a Villel de Mesa, con motivo de visitar y entregar a Don LORENZO LARRAD LOZANO una placa (por ser el primer alcalde de la democracia), pasando frente a su casa, le indicaron al Sr. Bono, que era la casa de Manolo y viendo el estado en que se encontraba le entregó 500.0000.-Ptas, para que iniciara las obras. Efectivamente, el contratista de obras, Juan, reconstruyó la casa y allí vivieron Pascuala y Manolo. Hoy los herederos, su hermana María e hijas, van con frecuencia al pueblo y habitan la casa. De Manolo habría mucho que escribir. Viajaba a Barcelona, Zaragoza y Madrid, pero nunca se perdió. Su historia, daría para un libro, pero Manolo no fue rico, político, ni militar, fue un "un pobre rico". Siempre te daba lo que tenía en la mano, un cigarrito, Celtas o Ducados. En el pueblo fue un hombre querido y apreciado por todos. No tuvo títulos, no ganó ningún trofeo, pero la imagen del rostro de su cara fotografiado ganó un premio en Guadalajara.

Muchos recuerdos, pero dos que me han servido para aplicarlos en la vida. Manolo, dándole limosna a otro pobre <al pobre de Mochales), en el día de la fiesta, en la puerta de la Iglesia, cuando estaban solos... El segundo, en una ocasión le entregaban un carton de tabaco, correspondiéndole por sus cigarros que él había dado. Manolo me respondió; "No puedo aceptar, sólo con una cajetilla tengo bastante". Y aunque insistí su postura fue la misma. Buenas lecciones, dar limosna que nadie le vea y coger aquello que en un momento necesita.

Y le llamaron "El Centeno", el mismo apodo que le llamaron a su padre. Origen, por ser alto, lo mismo que la semillas del centeno. Así son las historias, así son los hombres.