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VILLEL DE MESA

ANTORCHA DE COLMENEROS Ó TRATADO ECONÓMICO DE ABEJAS III

Editado por D. Josef Rivas y Pérez, natural de Villel de Mesa, 1807, 15 de Abril.

RESPUETA DEL AUTOR AL CENSOR DEL LIBRO

Sr. Censor:

He visto la sabia y prudente crítica que Vd. ha hecho de mi obra, y conformándome con su dictamen, he venido en añadirla todas las notas que pudieran desearse, ya para la inteligencia de algunos términos, que sin ellas no entenderian fácilmente los que no se han dedicado á este ramo, ya tambien para elucidarla y darla mas extensión, pués y darla mas extensión, pues ciertamente está demasiado breve, sin embargo de que abraza los princiaples puntos, y comunica las noticias mas necesarias para poder adelantar en este ramo de economía, que proporciona ventajas tan conocidas.

En cuanto á la advertencia que Vd. dice se me debe hacer sobre que los zágamos son los machos de las abejas, destinados á fecundar la maestra, y que si se siguiese mi consejo de deszanganar, ó se arruinarían las colmenas por no poner la maestra huevos fecundados, ó se veria esta precisada á buscar de otros vasos machos que fecundasen: tengo que manifestar á Vd. las razones de mi opinión, fundada ademas en la doctrina de algunos naturalistas; y prescindiendo por ahora de la los antiguos filósofos, como Plinio, Columela, y otros varios, que está á mi favor, quiero entre los modernos referir las observaciones que ha publicado Schirach, secretario de la Sociedad económica de Klein-Brentzen en la Alta Lusacia el cual prueba con las experiencias que ha hecho, que los zánganos son absolutamente ínutiles para fecundar la reyna.

En una carta que escribió á Blassiere su compañero, y traductor de su historia natural de las abejas, con fecha de 18 de julio de 1771 le dice, que desde principios de abril ha criado un enjambre de abejas, cuya madre no ha tenido comercio alguno con los zánganos; que ya posée la segunda generación que sin en mal tiempo que habia durado muchas semanas hubiera sacado la tercera y cuarta; y que esperaba adelantar sus observaciones cuanto le fuese posible, á fin de confirmar con la experiencia, que la reyna es fecunda sin la ayuda de los záganos. Esta carta está en una nota del traductor en la pág. 104 de la obra de la historiza natural de la reyna de las abejas, y los procedimientos que le condujeron á asegurar que los zánganos son inútiles para la propagación de las abejas, podra Vd. verlos en el primer tomo del Diccionario de Agricultura del Abate Rozier cap. V. sec. II pág. 40 y 41.

Attorf, de la Sociedad económica de la Alta-Lusacia, ha hecho las mismas experiencias que Schirach, unicamente con la diferencia de quitar á las trabajadoras el cuidado de elegirse reyna, tomando él mismo en una celda real cerrada, y dándosela después de haberla sacado de su prisión. El resultado fué el mismo que el de las experiencias de Schirach. Las que ha hecho para observar la cópula de la reyna con los zánganos, no han tenido el éxito que esperaba; y así concluyó de sus experiencias, que no ha reiterado con bastante frecuencia para establecer cosa alguna cierta sobre los hechos anunciados; que no debimos considerar á los zánganos como los machos necesarios á la reproducción de las abejas. Congeturo al contrario, que su empleo único es de empollar los huevos, y esta opinión me aprece la mas segura, y la que sigo, sin embargo de que otros no convengan con su modo de pensar.

El ingles Braw en sus observaciones sobre las abejas ha advertido, que los zánganos introducian la parte posterior de su cuerpo en las celdillas en donde acaban de poner la reyna, y derraban en llas una pequeña cantidad de licor blanquecino menos líquido que la miel, y que no tenia su dulzura. Todos los huevos bañados en este licor eran fecundos, y los que no lo habían sido quedaban estériles.

Bonet, oponiéndose al deictamen de los naturalista que dejo dichos, ha adaptado las observaciones de su amigo Reaumur, y las suyas le habian decidido á admitir tres géneros en la especie de abejas. Estaba persuadido, que los machos se unian a la hembra por una verdadera cópula, lo que Reaumur no se habia atrevido á asegurar; pero los descubrimientos de la Scoiedad de la Alta-Lusacia, los de la de Lauter en el Palatinado, y las observaciones de Braw, y asegurar de opinión, y asegurar en una memoria insertada en el Diario de física en el mes de mayo de 1775, que la experiencia con que Attorf ha pretendido demostrar que la reyna es fecunda sin la cópula, parecerá sin duda decisiva á todos los naturalistas que no sean excesivamente pirrónicos. No duda de la verdad del descubrimiento de Schirach, con que se demuestra que todo género de abeja comun puede llegar á ser reyna, y que ésta no necesita del concurso de los zánganos para ser fecunda; y de aqui concluye que no hay en la especie de las abejas sino dos generos, machos y hembras, y que las supuestas néutras pertenecen en su orígen al sexo femenino, puesto que los gusanos destinados á dar néutras, dan reynas cuando los colocan en una celda espaciosa, y los alimentan de una manera particular, que decide su sexo á manifestarse. La doctrina que he referido de estos sabios naturalistas no la traigo para convencer á Vd. de que mi opinión á cerca de los zánganos sea la mas segura, ni aun la mas comun; sino para hacerle ver que no está destituida de fundamentos: ademas que la larga experiencia de mas de cincuenta años, y la constante práctica de deszanganar, que en todo este tiempo ha seguido un inteligente colmenero, (á quien he tratado muy de cerca) me convencen hasta la evidencia, de que no se arruinarán las colmenas aunque se les haga esta operación como Vd. supone, sino que antes bien se harán mejores, almacenarán mas provisiones, y los enjambres que dén, serán mucho mas apreciables.

La razón tambien persuade que los zánganos, si no se han de exterminar enteramnete de las colmenas, á lo menos se han de disminuir cuanto sea posible; pues sin embargo que las funciones á que están destinados sean (como quieren algunos naturistas modernos) fecundar la maestra, bastará que para este fin se reserve una pequeña porción de ellos (supongamos una ó dos docenas) que atendido el órden de la naturaleza en la reproducción de las demas especies de animales é insectos, deben parecer aun sobrantes, en atención á que siendo una sola (según el uniforme parecer de los naturalistas) la hembra de las abejas, á la cual llaman reyna, un solo zángano debia bastar para fecundarla; cuando no quisiéra fecundarla; cuando no quisiésemos sostener que un solo macho podria fecundar á muchas hembras como generalmente se observa en las demas especies, y así tendriamos salvado el inconniente de la esterilidad de los huevos, y por otra parte proporcionariamos mayor felicidad á aquella república, quitando de ella un crecido número de individuos, indolentes, olgazanes y consumidores, que sin acarrear provisión alguna á la colmena, usurpan á las trabajdoras las riquezas que con su industria, aplicación, y laboriosidad se habian procurado.

En todo lo demas yo venero el dictamen de Vd., y dándole las gracias por el distinguido honor que hace á mi obrita en su censura, se ofrece á la disposición de Vd. con su mas afecto y apasionado servidor Q. S. M. B -Josef Rivas Pérez- Madrid 15 de abril de 1807.