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VILLEL DE MESA

Los días de septiembre

Por los altos caminos del firmamento, el padre Sol va cumpliendo sus periplos de manera inexorable. Y los ciclos solares marcan, al tiempo, los caminos que se abren al resto de las criaturas. Puede añadirse que con impacto mayor en el caso de los vivientes que pueblan el planeta Tierra; muy en especial es la influencia sobre los humanos.

En las fechas del año por las que andamos se aprecia este efecto con rasgos señalados. Uno de ellos es el conjunto de cambios que trae el comienzo de septiembre, cuando se va echando el cierre al tiempo llamado de veraneo, de viajes, de estancia tranquila en el pueblo. Hay que reconocer que restan todavía fiestas importantes en Villel del Mesa, la festividad de la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno y que los huertos y los frutales mantienenn aún en su abrazo abundantes frutos que recolectar. No obstantes, el posar los pasos en la etapa del vivir que se llama septiembre despierta otros pulsos y pone en marcha poco a poco, día a día, un nuevo ritmo que se va cogiendo más o menos perezosamente. Vuelve el arreglo matinal de la casa y de los niños, que en breve habrá que preparar para el colegio se retorna al horario de los quehaceres ordinarios; van recortandose los ratos de estar por ahí dando una vuelta; cualquier día acaban ya las conversaciones sobre las aventuras vividas durante el verano. En fin, que la vida sigue, como suele decirse con apoyo de algún suspiro leve. Ahí estamos. Estamos, sí, en el cada día de cada cual. Y eso es lo que más cuenta. El cada día sigue abriendose como una oferta, como un don que se comparte y disfruta. El cada día normal y feliz, con el que rezamos "Danos hoy nuestro pan de cada día.

Álvaro Ruiz. Eco 3.645, 4 septiembre 2011