VILLEL DE MESA.
CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, 16 de Marzo 2007, pag. 40.
LOS BUENOS RECUERDOS DE LA FESTIVIDAD DE LAS JOSEFINAS.
EXISTIÓ UNA HERMANADAD DE JOSEFINAS HASTA EL SIGLO XX.
Cada domingo, las Josefinas se quedaban después del rosario para rezar a San José. El Patriarca -como así es conocido- tiene en la iglesia de Villel, un altar dedicado a San José, que preside su imagen. Una fiesta sólo de mujeres que organizaban con los cantidcos de "los gozos a San José.
En aquellos tiempos de las últimas décadas del -siglo XX-, bajo la advocación de la imagen de San José, las llamadas Josefinas, después del rosario de cada domingo por la tarde, continuaban en la iglesia junto al altar rezando. Los tiempos han pasado y la hoja del calendario del 19 de Marzo, ha quedado en blanco, sin festividad oficial, y la asociación de las Josefinas ha quedado en el recuerdo de la historia de un pueblo.
De los cinco retablos de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, uno corresponde al altar dedicado a San José, durante muchos años ha contado con las "hijas de San José". Ahora en la memoria de los hijos de aquellos tiempos, recoerdamos con gran cariño a nuestras madres que formaban parte de este movimiento cristiano.
Las Josefinas se identificaban con el escapulario, sus propias normas y una cuota anual de cinco pesetas para hacer frente a los gastos que pudieran ocasionar la novena, misa y el aceite a la lámpara del altar del Patrón, junto al del Cristo de los Ribas. La fiesta se completaba con la precesión en la que las propias, portaban la imagen, recorriendo las principales calles y plazas del pueblo, entonando los cánticos de los gozos de San José.
Durante toda su vida las Josefinas devotas a su patrón, en muchas ocasiones elevaban sus oraciones en forma de agradecimiento y otras en forma de súplica, de las tantas gracias recibidas en la familia, los que ahora tanto les agradecemos. San José, su castisimo esposo, < según reza en las oraciones, fue el protector y sigue siendo en muchos circulos de la iglesia y artesanales.
Pero, si en vida las Josefinas dieron testimonio de su fe, llegada la hora de la muerte, la tradición anunciaba la defunción con el repique de los campanillos, que en manos de los monaguillos recorríamos las calles del pueblo, para dar a conocer el fallecimiento. Así mismo se procedía en el enierro, desde la iglesia al cementerio.
Hijas del pueblo, en el día de su bautismo, le impusieron el nombre de: Josefina Tomás Ochoa, Josefina Colás López, Josefina Tomas Hernandez y Joasefa Romero Bayo.
CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, 16 de Marzo 2007, pag. 40.
LOS BUENOS RECUERDOS DE LA FESTIVIDAD DE LAS JOSEFINAS.
EXISTIÓ UNA HERMANADAD DE JOSEFINAS HASTA EL SIGLO XX.
Cada domingo, las Josefinas se quedaban después del rosario para rezar a San José. El Patriarca -como así es conocido- tiene en la iglesia de Villel, un altar dedicado a San José, que preside su imagen. Una fiesta sólo de mujeres que organizaban con los cantidcos de "los gozos a San José.
En aquellos tiempos de las últimas décadas del -siglo XX-, bajo la advocación de la imagen de San José, las llamadas Josefinas, después del rosario de cada domingo por la tarde, continuaban en la iglesia junto al altar rezando. Los tiempos han pasado y la hoja del calendario del 19 de Marzo, ha quedado en blanco, sin festividad oficial, y la asociación de las Josefinas ha quedado en el recuerdo de la historia de un pueblo.
De los cinco retablos de la iglesia parroquial de la Asunción de Nuestra Señora, uno corresponde al altar dedicado a San José, durante muchos años ha contado con las "hijas de San José". Ahora en la memoria de los hijos de aquellos tiempos, recoerdamos con gran cariño a nuestras madres que formaban parte de este movimiento cristiano.
Las Josefinas se identificaban con el escapulario, sus propias normas y una cuota anual de cinco pesetas para hacer frente a los gastos que pudieran ocasionar la novena, misa y el aceite a la lámpara del altar del Patrón, junto al del Cristo de los Ribas. La fiesta se completaba con la precesión en la que las propias, portaban la imagen, recorriendo las principales calles y plazas del pueblo, entonando los cánticos de los gozos de San José.
Durante toda su vida las Josefinas devotas a su patrón, en muchas ocasiones elevaban sus oraciones en forma de agradecimiento y otras en forma de súplica, de las tantas gracias recibidas en la familia, los que ahora tanto les agradecemos. San José, su castisimo esposo, < según reza en las oraciones, fue el protector y sigue siendo en muchos circulos de la iglesia y artesanales.
Pero, si en vida las Josefinas dieron testimonio de su fe, llegada la hora de la muerte, la tradición anunciaba la defunción con el repique de los campanillos, que en manos de los monaguillos recorríamos las calles del pueblo, para dar a conocer el fallecimiento. Así mismo se procedía en el enierro, desde la iglesia al cementerio.
Hijas del pueblo, en el día de su bautismo, le impusieron el nombre de: Josefina Tomás Ochoa, Josefina Colás López, Josefina Tomas Hernandez y Joasefa Romero Bayo.