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VILLEL DE MESA

La Navidad, una iniciación al misterio de Jesús.

El relato oral ha sido siempre la mejor forma de transmitir el mensaje.

Se oye en algunos medios que Navidad se celebra "el aniversario de Jesús". Ciertamente, la ignorancia en materia de cultura religiosa es enciclopédica. Neil Postamann hablaba de la desaparición de la infancia, aquel estadio donde todo está por descubrir, donde la vida aparece como misterio que desgranar. A través del relato oral, los mayores introducían a los niños en un mundo en el que hacía falta un largo proceso de iniciación para comprender lo que tenía valor y lo que no lo tenía. En las culturas que han llegado a Europa este aún se mantiene vivo.

En Belén, ese traspaso de conocimiento de una generación a otra viene expresado por la figura de un adulto y un niño. Son las figuras llamadas de tradición. La tradición oral. En general, en los belenes, los niños nunca aparecen solos, porqué por sí solos no pueden comprender, requieren de una interpretación.

Las técnicas de meditación actuales usan a menudo la técnica de representar una imagen en la mente. Esa imagen produce un cambio en el estado anímico y lleva a todo nuestro ser un nuevo estado. Mucho antes que la psicología descubriera nuestras zonas oscuras o invisibles, Ignacio de Loyola ya había formulado la necesidad de ir más allá de lo cognitivo. Con rotundidad afirmaba: "No mucho saber harta y satiface el ánimo, sino el gustar y sentir las cosas y sentir las cosas internamente". Pero para poder lograr este objetivo, Ignacio avanzó unos cuantos siglos a las técnicas de meditación y autoconocimiento, y propuso el método de "como si presente me hallase", inspirado en Ludolfo de Sajonia. Su propuesta perseguía una educación emocional y global en base a las premisas del Evangelio. Por ello propone situarse mentalmente en algún momento de la vida de Jesús. La base es que el fondo de nuestro psiquismo, nuestra alma, necesita ver, palpar las cosas del mismo modo que proceden nuestros ojos. Nuestro ser, en su profundidad, necesita ver, identificarse con, participar mental, psíquica y espiritualmente. Se tratade ese ver que denominamos contemplación. Pero Ignacio no empieza desde la nada. En su experiencia está también la experiencia de Francisco de Asís, que en una cueva de Greccio había representando la cueva de Belén para poder llegar a una profunda experiencia de fusión con esa Fuente única de bondad y ternura. Contacto de su ser-límite con el Ser. Una experiencia a la que, sin duda, sólo se accede a través del acompañamiento. A tavés de la transmisión.

Crónica en el diario de Nueva Alcarria, 23 diciembre 2011, pág. 25. Pedro Larrad