VILLEL DE MESA: VILLEL DE MESA...

VILLEL DE MESA

Crónica en el diario de Nueva Alcarria, 31 de marzo de 2000.

LA CASA DEL MARQUÉS DE VILLEL

Villel está situado en un delicioso valle a orilla del Mesa, donde crecen arboledas y árboles frutaes de todas clases, destacando sus cerezas. SU CASTILLO cabe remontarlo a la época árabe, si bien fue reconstruido en época cristiana. En tiempo de los primeros señores de Molina, ya había señores en Vllel, constituidos en feudo y estadoaparte, los Funes de ascendicia navarra. La villa y castillode Villel son citados numerosas veces en los Anales de Aragón, pues los Funes fueron vasallos episódicamente de los reyes de Aragón en los siglos XIV y XX. Pero, a partir de este siglo su historia nobiliaria se encuentra documentada en los archivos del consejo de Castilla y de la orden de Caballeros de Alcántara.

El 29 de abril de 1564 fallece en su castillo "el Iltre. Sr. Juan de Funes, mi señor de esta villa de Villel", conforme deja registrado el párroco. Le sucede su hijo Juan, que muere en Valladolid en 1584. A pesar del gran número de hijos que se tenía en aquella época el apellido se pierde. resultará curioso conocer las visitudes de éste y cómo del siglo XVI, para vivir con más comodidad en su casa palaciega erigida bajo el castillo (la actual es moderna del siglo XVIII). En ella murió en 1630 el magnífico Sr. don Diego de Andrade y Funes, que había visto salir de casa ocho años antes a su hija doña Martina Funez y Adrade, para casarse con don Juan González de la Cámara Garcés. Estos trasladaron entonces y casi definitivamente su residencia a Molina de Aragón de la parroquia de San Miguel, junto a la puerta del río, una magnífica casa de estilo aragonés, que en 1644 albergó al monarca Felipe IV durante su estancia en Molina. Precisamente fue a su sucesor al que en 1680 se le concede el título de Marques de Villel y, a partir de entonces los señores de Villel se convierten en marqueses y personas principales de Moina, junto a los marqueses de Embid y los Montesoros, regidores perpetuos.

MOTÍN CONTRA EL MARQUES.

Corría el año 1679 cuando don Blas González de Andrade nombró como alcalde mayor y ordinario de su villa a un forastero, natural del reino de Navarra, y un criado considerado en el pueblo como una facineroso, pues había sido acusado de dos crímenes cometidos en Molina y refugiado en esta villa exenta de jurisdición. Los vecinos humillados y ofendidos durante siglos, temiendo lo peor y que don Blas no tardaría en ser nombrado marqués, quitaron la argolla que servia de insignia de su jurisdicción y nombraron a sus propios alcaldes.

El señor de Villel apresó algunos vecinos, entre ellos diego Esteban, "porque se habia sentado en la plaza en un poyo en su presencia sin haberle dado esa preeminencia de estar descubiertos" (AHN, consejos); dejó sin su oficio al cirujano; mandó cerrar la botica, a fin de que otro boticario parcial suyo tuviera todas las rentas y utilidades, y revocó el nombramiento del escribano.

Estos interpusieron pletio y queja ante el Consejo de Castilla, que los repuso en su cargo y no permitió al márques ejercer en persona la jurisdicción de su villa, sino que la usare y ejerciese el Alcalde Mayor, que tenía derecho de seguir nombrado, como ser jurisdiccional de la misma, si bien no debieron de quedarle muchas ganas de vivir en su población dejando la casa para sus hermanas.

LA GUERRA DE SUCESIÓN

Al primer marqués le sucedió don Antonio Alonso González de Andrada, que tomó posesión de la villa según el ritual cortando hierbas con su espada y dando unos temibles mandoblesa, los cuatro puntos cadinales como prueba legítima de su carácter de dueño (2/3 de su término e incluso de los tramos del río eran suyos) y señor.

A la muerte de Carlos II sin herederos, planteose un interminable pleito sucesorio en el reino. Castilla se decantó hacia los borbones (el futuro Felipe V), mientras los terriotrios de la corona de Aragón querían seguir a la Casa de Austria. Las ciudades y los pueblos pasaban o quedaban a uno u otro bando. El segundo marqués de Villel se significó reclutando a gentes ycombaitó por Felipe V.
Y el palacio del Marqués de Villel en su villa del Mesa fue quemado por las tropas imperiales del archiduque Carlos con todo el menage y papeles que en él se hallaban.

La razón la encontramos en un documento de 1751: "el odio que concibieron contra el Sr. d. Alonso Gonzalez de Andrade que entonces será en virtud de la lealtad que sirvió a nuestro Rey y Sr. D. Felipe V, por haber tomado la villa de Molina y su fortaleza, que la tenían ocupada dichas tropas imperiales degollando la guarnición, cuya defensa hizo sólo con la compañia de vecinos naturales de dicha villa" (Respuesta 22 al Catastro de Ensenada. Villel)

LA CASA DEL SIGLO XVIII

Le sucedió en 1744 su hija María Teresa González de Andrade, casada con don Fenando del Prado, coronel del Ejercito y gobernador de la ciudad de Calatayud, que levanaron la casa con patio anexo que conserva su belleza, con su larga fachada y tres plantas, armoniosa disposición de huecos y ventanles y balconada central sobre portada neoclásica, pero que si fuese restaurada al modo clásico ganría en esplendor.

Los marqueses, que vivian en Molina, eran dueños de la mayor cabaña ganadera de ovejas de lana fina y entrefina del antiguo Señorío de Molina. A doña María Teresa le sucedió su doña Joaquina Gonzalez de Andrade, casada con Bernardino Luis de Taberner, conde de Darnius, que residían en Barcelona. La cuarta marquesa sólo lo fue, dada la avanzada edad, durante cuatro años. Los títulos de marqués de Vllel y Señor de Algar (actuales vizcondes) quedaron definitivamente vinculados con los catalanes conde de Darnius y de las Isalas Monroy, duques de Almenara Alta e incluso marques de Monistrol.

Tal vez sorprenda saber que la actual marquesa de Villel, Ma. de los Angeles Martorell, está de actualidad por haber llegado a un convenio con el Ayunt. de Arroyomolinos (Madrid). El Ayuntamiento ha recalificado mediante un convenio urbanístico que convierte en urbanización 35,6 hecta. y la marquesa de Villel, quien a cambio ha cedido la fortaleza mediaval que tenía en este pueblo. Al leer esta noticia con todo lujo de detalles, uno se pregunta si debe seguir narrando casas con historia, pero las gentes de viven en las empinadas calles de Villel bajo su castillo y la casa-palacio de los masqueses de Villel en Molina, sin duda, lo merecen.