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VILLEL DE MESA

ENRIQUE HERRANZ: "SER CURA RURAL TIENE UN VALOR CON INFINIDAD DE CARISMAS QUE CONCEDE EL SEÑOR"

Cumple medio siglo como párroco de las localidad de Algar y Villel de Mesa.

En el mes de agosto disfrutan sus vacaciones en este lugar tan maravilloso muchos de los hijos del Valle. El mes de agosto es agotador para los que tenemos que atender a las cinco parroquias.

En una de estas tardes del mes de agosto he podido conseguir contactar con Enrique Herranz y recibido con el buen gesto aragonés siendo sus primeras palabras alentadoras llenas del buen espíritu sacerdotal, cargado de muchas actividades en estas fechas. "Cuando llegan las familias de las capitales, en el recuerdo de sus difuntos acuden al despacho parroquial para encargar misas. Se van añadiendo las festividades de verano, que cada pueblo ha ido añadiendo al calendario del mes de agosto, aunque en realidad las fiestas patronales se celebran en el mes de septiembre", recuerda.

El corresponsal de Nueva Alcarria pretendía formularle varias preguntas que resumían los 50 años que han pasado desde el día que tomó posesión. Su acogida junto a sus padres, Vicenta y María Santos, va abriendo el álbum de su vida, recordando desde los primeros tiempos de seminarista, hasta nuestros días. El día de ordenación como díácono y posteriormente de presbítero el 19 de junio del año 1955. Su primera misa la celebró el 24 de junio en su pueblo, Cubillejo del sitio. Permaneció cinco años en sus primeras parroquias de Viñuelas, Mesones, Fuentelahiguera y Valdenuño. Y su llegada a Villel y Algar de Mesa, el 11 de Octubre del año 1962.

Y abriendo su agenda de aquellas fechas, al día siguiente, 12 de octubre se casaban en la parroquia de Villel de Mesa, Marino y Sole. Los bautizos de Gloria Esther, Maribel, Enriqueta (Pilar, madre de Enrique fue su madrina), le siguieron. Tiene muy presente y buen recuerdo de cada de las familias de los pueblos, Algar, Villel, Mochales, Amayas y Sisamón, de todos aquellos momentos de alegría y también de dolor que ha podido compartir con ellos.

Enrique hace un breve recorrido de sus tiempos como arcipreste, presidente de la Asociación de amigos de Villel de Mesa o del homenaje que recibió al cumplir los 65 años. Su dedicación a estos pueblos hicieron que fuera nombrado hijo Adoptivo de Villel de Mesa.

Hizo las veces de cronista de Nueva Alcarria, y recibió Premios Populares Nueva Alcarria 2002, estuvo en Roma con motivo del nombramiento de la Beata de Mochales. Como socio del Real Zaragoza, asistió a sus partidos en la Romareda. A pesar de llevar tantos años en el Valle del Mesa, siempre ha demostrado ser buen aragonés, desde que nació el día 24 de junio de 1932, en Zaragoza.

El cronista, en un breve silencio que se produce en la entrevista, le pregunta, si usted tuviera la oportunidad de remontarse a los 50 años pasados, ¿volvería a elegir estas parroquias? Su respuesta, rotunda fue "Sí", aún mas, añade, "no se por qué me haces esta pregunta, ya que desde el primer día me he identificado y sentido como uno más de los pueblos que asisto". No quiere decir, que a veces ocurre aquellos momentos, que posteriormente son superados con amor y benevolencia.

A la pegunta de que si se considera cura rural, también esta claro. "Como no. ejercer el ministerio en una gran ciudad es muy diferente a la vida de cada día en los pueblos. Tiene añadido un valor, con infinidades de carismas que el Señor concede a los que se entregan toda la vida, renunciando a vacaciones y otras cosas que a veces desconocen aquellos sacerdotes que están sumergidos en la gran ciudad", dice.

Don Enrique, no deja de cuidar sus huertos; asegura que es una de las "ventajas" que tiene los curas rurales. Sigue hablando y hace referencia a la parábola del sembrador, y continua."Se muy bien en el tiempo que tengo que preparar y abonar la tierra, el tiempo de sembrar las hortalizas, el tiempo de regar y de recoger su fruto. Aquí si que se el beneficio obtenido". Don enrique continua hablando. "No es fácil, en la siembra que a través de mi ministerio he podido sembrar en los corazones de mis feligreses, solamente Dios lo sabe".

Como momentos especiales, don Enrique recuerda "especialmente haber formado una familia junto a María Santos, Vicenta y la difunta abuela María y con todos los feligreses y feligresas. El gran valor en esta vida es vivir con alegría y esperanza en el Señor, cada minuto de nuestra existencia", concluye. En las próximas fiestas de septiembre en Villel, sus parroquianos le regalarán otro momento.

Nueva Alcarria, 17 de Agosto 2012 Pueblo a Pueblo. Pedro Larrad Pérez