VILLEL DE MESA
LOS COLORES DEL OTOÑO TIÑEN EL YA FRÍO VALLE DEL MESA
LOS PUEBLOS SE HAN QUEDADO EN SILENCIO MIENTRAS LLEGA LA NAVIDAD
Cuando llega la primavera la tierra hace brotar una nueva vida, apareciendo en todo el valle del Mesa y sus montañas los distintos colores que amanecen al brotar las semillas que durante el largo invierno han quedado dormidas. Y a la caída del otoño y principalmente en estos días de diciembre, vuelven a mostrarnos otros colores que muchos pintores hacen perpetuos en sus cuadros, y no menos nuestro pintor de Villel de Mesa, José Luis López Berrueco.
Los pueblos del Valle han quedado en el más absoluto silencio. Al amanecer sentimos cantar a los pocos gallos que quedan, y que anuncian el nuevo día. Hace años, a esta misma hora, sentíamos el toque de las campanas que Andrés Berrueco, el último sacristán, con el que cada mañana anunciaba la primera oración. A lo largo de los tiempos hay cosas que nunca cambian, y es el trabajo de panadero que antes que cante el gallo, ya tiene la masa reposando, para cocer el pan bueno de cada día.
En otros tiempos pasados no habría ocurrido lo que en este otoño hemos vivido. Las nogueras han dado una gran cantidad de nueces y los almendros muchas almendras, y gran cantidad de sus frutos han quedado sin recoger. Las almendras, a falta de de la lluvia, no han sido del tamaño deseado, pero las nueces sin recoger no tienen excusa. Algo patético e incomprensible en la necesidad actual, que para muchos les es necesario, y no pueden adquirir en sus tiendas, por el elevado precio.
Y las hojas de los árboles van cayendo una por una, tejiendo la gran alfombra bajo el árbol, el hortelano va preparando la tierra para la siembra de los primeros ajos. Las coles se van abriendo con las bajas temperaturas que por la noche y a la luz de las estrellas, invita a formar el entorno familiar de lo que son auténticos guardianes del pueblo. Desde distintos lugares, preguntan a sus familiares, ¡qué hace por ahí!, con la afirmación cariñosa, "hace frío y hoy está lloviendo, posiblemente en otra próxima llamada nos anuncien nieves".
Y cundo ya entramos en el último mes del año, todo será el preparar y recordar la nueva Navidad. Para muchos una Navidad auténtica, como Jesús nació entre la pobreza junto a unos pastores y María y José. Muchos podres ni tienen compañía ni alimentos para llevarse a la boca, otros ricos llenarán con buenos manjares sobre la mesa, y nos preguntamos ¿En qué lugar de los dos nacerá el Niño Dios?.
El ruido de las zambombas ya no suenan por las calles. Las matanzas se terminaron y suerte que este año los pocos niños y niñas van al colegio del pueblo y, seguro que en su clase hablarán de los belenes, y a buen seguro que en la iglesia parroquial adorarán al Niño Dios, al cántico de los villancicos.
Y los colores van cambiando y a veces nuestras sonrisas porque otras hojas de nuestros árboles ya no están, pero al menos mantengamos la esperanza y en este año de la fe, la fuerza y mirada transparente para animarnos y así poder sobrellevar el peso de cada día.
Y las hojas del calendario pronto nos llevarán a un nuevo año, con el buen deseo que junto con los copos de nieve, llegue algún premio de la lotería que se vende en cada rincón del Mesa.
(Cronista de Villel de Mesa. Pedro Larrad Pérez.
Nueva alcarria, viernes 07/12/2012. Pueblo a Pueblo, pág. 39
LOS COLORES DEL OTOÑO TIÑEN EL YA FRÍO VALLE DEL MESA
LOS PUEBLOS SE HAN QUEDADO EN SILENCIO MIENTRAS LLEGA LA NAVIDAD
Cuando llega la primavera la tierra hace brotar una nueva vida, apareciendo en todo el valle del Mesa y sus montañas los distintos colores que amanecen al brotar las semillas que durante el largo invierno han quedado dormidas. Y a la caída del otoño y principalmente en estos días de diciembre, vuelven a mostrarnos otros colores que muchos pintores hacen perpetuos en sus cuadros, y no menos nuestro pintor de Villel de Mesa, José Luis López Berrueco.
Los pueblos del Valle han quedado en el más absoluto silencio. Al amanecer sentimos cantar a los pocos gallos que quedan, y que anuncian el nuevo día. Hace años, a esta misma hora, sentíamos el toque de las campanas que Andrés Berrueco, el último sacristán, con el que cada mañana anunciaba la primera oración. A lo largo de los tiempos hay cosas que nunca cambian, y es el trabajo de panadero que antes que cante el gallo, ya tiene la masa reposando, para cocer el pan bueno de cada día.
En otros tiempos pasados no habría ocurrido lo que en este otoño hemos vivido. Las nogueras han dado una gran cantidad de nueces y los almendros muchas almendras, y gran cantidad de sus frutos han quedado sin recoger. Las almendras, a falta de de la lluvia, no han sido del tamaño deseado, pero las nueces sin recoger no tienen excusa. Algo patético e incomprensible en la necesidad actual, que para muchos les es necesario, y no pueden adquirir en sus tiendas, por el elevado precio.
Y las hojas de los árboles van cayendo una por una, tejiendo la gran alfombra bajo el árbol, el hortelano va preparando la tierra para la siembra de los primeros ajos. Las coles se van abriendo con las bajas temperaturas que por la noche y a la luz de las estrellas, invita a formar el entorno familiar de lo que son auténticos guardianes del pueblo. Desde distintos lugares, preguntan a sus familiares, ¡qué hace por ahí!, con la afirmación cariñosa, "hace frío y hoy está lloviendo, posiblemente en otra próxima llamada nos anuncien nieves".
Y cundo ya entramos en el último mes del año, todo será el preparar y recordar la nueva Navidad. Para muchos una Navidad auténtica, como Jesús nació entre la pobreza junto a unos pastores y María y José. Muchos podres ni tienen compañía ni alimentos para llevarse a la boca, otros ricos llenarán con buenos manjares sobre la mesa, y nos preguntamos ¿En qué lugar de los dos nacerá el Niño Dios?.
El ruido de las zambombas ya no suenan por las calles. Las matanzas se terminaron y suerte que este año los pocos niños y niñas van al colegio del pueblo y, seguro que en su clase hablarán de los belenes, y a buen seguro que en la iglesia parroquial adorarán al Niño Dios, al cántico de los villancicos.
Y los colores van cambiando y a veces nuestras sonrisas porque otras hojas de nuestros árboles ya no están, pero al menos mantengamos la esperanza y en este año de la fe, la fuerza y mirada transparente para animarnos y así poder sobrellevar el peso de cada día.
Y las hojas del calendario pronto nos llevarán a un nuevo año, con el buen deseo que junto con los copos de nieve, llegue algún premio de la lotería que se vende en cada rincón del Mesa.
(Cronista de Villel de Mesa. Pedro Larrad Pérez.
Nueva alcarria, viernes 07/12/2012. Pueblo a Pueblo, pág. 39
pedro: soy la hija de rafael de barcelona. estoy buscando cuando murieron y nacieron mis abuelos. juana torrubiano y salustiano gutierrez.
a ver si me puedes decir donde buscar. gracias.
a ver si me puedes decir donde buscar. gracias.