¿tienes un negocio?

VILLEL DE MESA: VILLEL DE MESA...

VILLEL DE MESA

EL ADIÓS AL "PÁRROCO DE LAS CINCO LOCALIDADES".

LA IGLESIA DE VILLEL SE QUEDÓ PEQUEÑA PARA DESPEDIR A DON ENRIQUE, FALLECIDO EN UN ACCIDENTE.

El pasado viernes, a las 11,30 horas se celebró la eucaristía por el alma del reverendo párroco Enrique Herranz Martinez, el párroco de las cinco localidades". La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villel de Mesa se llenó de gente para despedir a don Enrque, fallecido en un accidente de tráfico a los 81 años. El acto estuvo presidido por el obispo de Sigüenza-Guadalajara, Atilano Rodriguez y por su homólogo en Tarazona, monseñor Eusebio Hernández, que estuvieron acompñados por 80 sacerdotes y dos diaconos que asistieron a ambos obispos en el altar. En la hhomilia, don Atilano hizo exposición de la vida pastoral que don Enrique, que se entregó a sus parroquias desde el día de su ordenación.

En los primeros bancos estaban las autoridades de Villel de Mesa, Algar, Amayas, Sisamón y Mochales, pueblos de los que era párroco, y sus familiares, el templo y el pórtico de la iglesia estaban totalmente ocupados.

Imposible resumir en eta última crónica el dolor y sentimiento que en estos momentos llegnaba la iglesia de Villel de Mesa, donde se hacían presentes los 51 años que don Enrique predicó por estos lares. Hoy las campanas guardan sepulcral silencio, un silencio que se contrapone al repicar que cada día a las 9 de la mañana anunciaba la misa y a las 12 los domingos y festivos. Pero ahora los feligreses se han quedado "huerfanos".

Las peticiones en las oraciones de la liturgia se aplicaron para nuestro extrañable y queridísimo don Enrique. La oración que le ha acompañado hasta recibir sepultura junto a sus padres, en el cemeneterio de Villel de Mesa, hoy se aplica por su eterno descanso.

Contemplando las numerosas coronas y ramos que se le ofrecieron, nos hacemos idea del eco que tenía su voz, con la que deleitaba en algunas ocasiones. "Las flores de marchitan, las lágrimas se evaporan y solamente las oraciones prevalecen en el corarón elevadas al Señor".

A don Enrique le gustaba que le llamaran cura rural y así le recordamos. Era aficionado a jugar a las cartas con sus feligreses, caminante incansable y buen hortelano. Hoy contemplando su huerto bien cavado, preparado para la primera siembra. Qué hermoso sería que fructificaran aquellas semillas con que nos fue regalando los oidos durante el largo tiempo que permaneció entre nosotros, en los momentos de las alegrías y en los de dolor.

Hasta el final de su vida fue un fiel amante de las jotas aragonesas de la banda de música de Cimballa, que al terminar la eucaristía interpretó ¡cuando un amigo de va!. Al termino del oficio religioso, el teniente alcalde de Villel de Mersa, Antonio Tomero, en nombre de todas las autoridades y asistentes pronunció unas palabras recordando aquellos momentos de la vida de don Enrique, haciendo muy presente el último homenaje en septiembre de 2012, con motivo de los 50 años de sacerdote.

En Villel de Mesa ha quedado grabada en la puerta de la iglesia la placa recuerdo de aquel homenaje, además de ser nombrado Hijo Predilecto de Villel y Algar.

Nueva Alcarria, en sus páginas ha resaltado en numerosas ocasiones el nombre de don Enrique. Hoy es un momento muy triste, cuAN

andodno al escribir con mi vieja pluma la última página, el epílogo de libro que narra la vida de este sacerdote. Ahora solo queda recuerdo de aquellas imágenes y conversaciones vividas, en especial y sin olvidar a su amigo monaguillo Enrique Torrubiano, hasta el final de nuestro peregrinar, pero con la fe y la plena esperanza que en un día venidero, volveremos a encontrarnos en el cielo.

"SER CURA RURAL TIENE UN VALOR AÑADIDO"
Así se expresaba don Enrique en la entrevista a "Nueva "Alcarria" con motivo de sus bodas de oro sacerdotales. "Ejercer el ministerio en una gran ciudad es muy diferente a la vida de cada día en los pueblos. Tiene añadido un valor, con infinidades de carismas que el Señor concede a los que se entregan toda la vida, renunciando a vacaciones y otras cosas que a veces desconocen aquellos sacerdotes que están sumergidos en la gran ciudad", decia.

Don Enrique aseguraba que una de las "ventajas" que tiene los párrocos rurales es que tienen tiempo libre para cuidar su huerto y reía. Don Enrique fue ordenado como diácono y posteriormente de presbítero el 19 de junio del año 1955. Su primera mísa la celebró el 24 de junio en su pueblo Cubillejo del Sitio. Permaneció cinco años en sus primeras parroquias, en Castilmimbre, Valdelaguna, Piazo y Pajares. Su primer traslado hizo que estuviera 22 meses en las parroquias de Viñuelas, Mesones, Fuentelahiguera y Valdenuño. Y su llegada a Villel y Algar el 11 de octubre del año 1962. Al día siguiente, 12 de octubre se casaban en la parroquia de Villel de Mesa, Marino y Sole. Los bautizos de Gloria Esther, Maribel, Enriqueta (Pîlar, madre de Enrique fue la madrina), le siguieron.

Guardaba un buen recuerdo de cada una de las famlias de los pueblos de Algar, Villel, Mochales, Amayas y Sisamón, porque se sentía "uno más" de cada uno de esos pueblos.

Fue arcipreste y presiente de la Asociación de Amigos de Villel de Mesa. Hizo las veces de cronista de "Nueva Alcarria", y recibió el "Premio Popular Nueva Alcarria 2002". También estuvo en Roma con motivo del nombramiento de la beata de Mochales. Era socio del Real Zaragoza como buen aragones. Nunca se le olvidaron sus raices, a pesar de todo el tiempo que vivió en el Valle del Mesa.

Nueva Alcarria pág. 29. Pueblo a Pueblo, viernes 15 de Noviembre 2013 Pedro Larrad Pérez