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VILLEL DE MESA

AQUELLOS SORTEOS Y SERVICIOS MILIATES ESPAÑOLES (II)

Hasta el siglo XVIII el reclutamiento se realizaba a través de enganches pagados, las Cortes de 1812 instauraron la obligatoriedad de todos los varones.

Los españoles varones que en la actualidad cuente con alguno más de cuarenta años de edad con toda seguridad, como en mi caso, fueron protagonistas indiscutibles de la mili, como se denominaba a aquel servicio que de forma forzosa nos convertía en soldados uniformados y armados. Si bien y con los mozos que año tras año se nutrían los Ejércitos de España, no siempre fue así. Efectivamente hubo diferentes épocas y transformaciones de nuestra sociedad que determinaron desiguales plazos de permanencia en filas, y distintas fueron las circunstancias que envolvieron y hasta encadenaban los tan populares como terribles o impopulares para la clase baja de nuestro país, llamados "sorteos" a filas. No en vano a los mozos les recaía un sinfín de desigualdades sociales y militares, ya que mientras unos pudieron quedarse al "lado de casa", otros tuvieron que desplazarse a los restos de imperios españoles, como fue el caso de Cuba, Puerto Rico o Filipinas hasta 1898. Si bien para unos y otros la "mili" fue incomparable y escasamente conocida por sus compatriotas, ya que el tema de los soldados de quinta no fue demasiado agradable para las clases dominantes. Y África hasta 1975, donde por cierto como último reemplazo le tocó a este humilde escritor y defender el Sahara Español, que ya no era tan nuestro hasta su evacuación definitiva de aquellas arenas en las que pretendían asentarse los "Polisarios", o mejor dicho del que nos quisieron expulsar los dirigentes del Frente Popular Liberal Saharaui y Río Oro. (F. Polisario) hasta que Marruecos avivó la llamada Marcha Verde.

Bueno, se me agolpan los recuerdos y pareceres de mi paso, e hipotético caso en que este no hubiera sido necesaria nuestra incorporación por el Servicio Militar Obligatorio. Pero permítanme queridos lectores, que antes de entrar en materia principal de este trabajo que no es otra que el estudio, las comparaciones y dar a conocer a través de estos "ecos rurales", las diferentes leyes del Servicio Militar Obligatorio que del 1940 (nada más finalizar la Guerra Civil) hasta el año 2001 en que nuestro gobierno de España la suspendió, y bajo las que todos fueron reclutados, me parece necesario hacer una incursión en sus antecedentes históricos, que además pueden resultar muy ameno el leerlas y lo más importante de gran regocijo a los que puedan rememorar sus propias vivencias personales.

La legislación sobre el Servicio
Hasta el siglo XVIII el reclutamiento en nuestro país se realizaba a través de enganches pagados y levas de vagos, de mendigos y gente marginada, hasta que con la llegada de los Borbones (año 1704) se copió el modelo francés que introdujo el reclutamiento de "Quintas", llamado así porque se elegía a uno de cada cinco mozos en edad militar, mediante sorteo. Y como el Ejercito era propiedad del Rey, a los quintos se les decía que iban a servir al Rey, denominación que perduró en España hasta la instauración de la República de 1931.

Las Cortes de Cádiz de 1812 instauraron la obligatoriedad del servicio militar de todos los varones, sin discriminaciones por primera vez, reiterándose en Leyes de 1821, 1837 y 1856. en la de 1837 se abolieron totalmente la exenciones de que había gozado determinados sectores privilegiados, aunque era un mero espejismo y que esa parte de la ciudadanía podía redimirse mediante pagos en metálico al Estado o bien presentando un sustituto, lo que hizo exclamar a numerosos escritores de prestigio y pluma de aquellos tiempos, doctores, maestros y algunos ciudadanos a través de sus escritos y voz que el servicio militar solo lo hacían los pobres. Por otra parte como en Cataluña, Navarra y País Vasco no existió reclutamiento forzoso hasta que se promulgo la constitución de 1876 y el desarrollo específico por Ley de 1878, que es cuando se generalizó para toda España el alistamiento obligado, aunque subsistieron los privilegios del pago de cuotas y la sustitución, a los que tan solo podían acogerse aquellos que poseían medios o fortunas e influencias caciquiles o políticas, situación que perduró hasta 1912 en que los liberales comandados por Sagasta consiguieron eliminar los llamados "sustitutos".

Duración del Servicio Militar
Tras este breve repaso a la evolución legislativa hasta el año 1940, entraremos de lleno en la materia de la duración de la "mili", que fue variando teniendo en cuenta (según los legisladores) el interés castrense de poder contar con soldados expertos (veteranos) y el interés público de no retener a los ciudadanos más tiempo del necesario para el bien de la sociedad. A pesar de ello el servicio el servicio militar fue siempre muy largo, oscilando entre dos y cuatro años el servicio activo, además del periodo de reserva. En general la evolución legal tiende a recudir el periodo de actividad e incrementar el de reserva. Así, entre 1856 y 1882 la duración del servicio militar fue de ocho repartidos entre activos y cuatro de reserva (a excepción) de 1878 en que se redujo a seis años). Posteriormente la duración total se incrementó a doce años, aunque se redujo a tres el servicio activo, lo cual se mantuvo en las leyes de 1882, 1885 y 1896. De los doce años seis eran en servicio activo y otros seis en la reserva. Posteriormente (en 1912) la duración de la "mili" pasó a ser de dieciocho años partir de la entrada de los mozos en Caja, distribuyéndose en cinco periodos: 1) Reclutas en Caja (plazo variable; 2) Primera situación de servicio activo (tres años); 3) Segunda situación de servicio activo (cinco años); 4) Reserva (seis años) y 5) Reserva territorial (el resto del plazo hasta cubrir los dieciocho años).

Las leyes sucesivas mantuvieron el servicio militar por el plazo de dieciocho años, aunque redujeron sensiblemente el tiempo de servicio activo. Dos años en 1924 y un años 1930, cifra que mantuvo el gobierno de la República, a instancias del ministro de la guerra (señor Azaña), pese a que se barajó la posibilidad de fijarlo en solo seis meses.

Esta tendencia a la reducción de la actividad en filas fue muy variable el periodo franquista posterior a la guerra civil. La Ley de 1940 aumentó la duración del servicio militar hasta un total de veinticuatro años desde que se entraba en Caja hasta la licencia absoluta. El periodo de actividad se fijaba en dos años, aunque podía reducirse a dieciocho meses, a criterio del Ministerio del Ejército, lo que causaba una gran inseguridad entre la tropa sobre la fecha en que se la licenciaba temporalmente. Licencia "indefinida" se le llamaba, tras la que año tras año se debía pasar revista ante las autoridades competentes (generalmente en los cuarteles de la Guardia Civil) que en la cartilla militar del soldado estampaba la pertinente diligencia.! Ah! Y todos sabían el destino al que correspondía acudir en el supuesto de Movilización de su quita.

Alistamiento y sorteo a filas.
El mecanismo de reclutamiento era complejo y se desarrollaba por diversos organismos. El Gobierno fijaba cada año el cupo global de reclutas que estimaba necesario y los seccionaba por provincias. Entonces se ponían en marcha las diputaciones provinciales que con arreglo a la población de la suya establecían el porcentaje que tenía que aportar, y lo trasladaban a los distintos municipios cuyos ayuntamientos facilitaban las listas de mozos a los que por su edad y estado físico correspondía incluir en las Cajas de Reclutas.

El proceso se iniciaba por los ayuntamientos en los que existía el que se denominaba "Negociado de Quintas", donde a través del padrón municipal de habitantes los Registros Civiles e incluso los parroquiales, se controlaba a los jóvenes que habían cumplido 20 años de edad durante el transcurso de año anterior (se hacía normalmente durante el mes de enero). Esos mozos eran citados a las dependencias municipales en donde se les filiaba, medía la estatura y su peso, y posteriormente se publicaban las listas con los nombres de los mozos considerados útiles, que podían ser impugnadas dentro de los plazos reglamentarios. En el mes de febrero se daban a conocer las listas definitivas y ya solo cabía esperar a la incorporación. Seguirá la próxima semana.
(Publicado en Nueva Alcarria por Francisco Lozano Gamo, Viernes 23 de Mayo 2014, pág. 34 Pueblo a Pueblo)