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VILLEL DE MESA

CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, 5 enero de 2007, pág. 29.

SUS MAJESTADES DE ORIENTE LLEGAN HOY A LA PLAZA MAYOR.

LA FAMILIA GIMENO CONTINÚA DONANDO FIGURAS PARA EL BELÉN PARROQUIAL.

Será al anochecer cuando Melchor, Gaspar y Baltasar hagan pesencia en la capital del Mesa. Acompañados por las autoridades locales, se presentarán a los vecinos para entregarles sus preentes. Y es que, el día de Reyes todo es posible.

Los niños han disfrutado estos días de una continua fiesta, las vaciones escolares y la espera. El día ha llegado y los más pequeños esperan, con gran ilusión, la venida de los Reyes Magos y los regalos que les solicitaron en su particular carta.

Durante esta Navidad han prodido contemplar y las figuras del belén en el interior de la iglesia de la Asunción de Nuestra Señora, en el que, año tras año han ido aumentado las figuras que la familia Gimeno va donando. Sus miembros forman parte de la Asoiciación de Hermanos de la Virgen de los Dolores y Jesús Nazareno.

Belenes, ilusiones y.... nieves. Los tejados y las montañas se vistieron de blanco para dar la bienvenida al Mesias. Hubo quien captó su imagen para felicitar a sus familires y amigos.

TRADICIÓN Y LEYENDA.
Pocos personajes son tan esperados como ellos, tanto por pequeños, como mayores. Son tres y llegarán cargados de juguetes y regalos. En la plaza Mayor de Villel les esperarán esta noche las autoridades locales, junto a los niños y mayores. Melchor, Gaspar y Baltasar, los protagonistas de la mágia atmósfera que invade nuestros hogares durante la festividad de la Epifania, son tan célebres como desconodidos. Y es que, hay muy pocos datos acerca de los Reyes Magos.

Los historiadores consideran que estos sabios o magos eran astrólogos o sacerdotes persas que profesaban el mazdeísmo, la religión de Zaratustra. En los primeros siglos del cristianismo la palabra mago se asoció a prácticas de hechicería y, por tanto, adquirió un caríz peyorativo y herético, dando lugar a que progresivamente se cambiara la denominación de Magos de Oriente por la de Reyes de Oriente y, finalmente, se consolidara la de Reyes Magos. El primero que utilizó dicha expresión fue Tertuliano, quien recordó que en un pasaje del antiguo Testamento (Sal 72,11) se aseguraba que unos reyes acudirían a ver al Mesías poco después de su nacimiento. "Entraron en la casa, vieron al niño con su madre María y lo adoraron postrados en tierra. Abrieron sus tesoros y le ofrecieron como regalo oro, incienso y mirra" (Mt. 2,11). El oro precioso por excelencia, simboliza el poder de Jesús, que llegaría a ser aclamado <Rey de reyes>. El incienso, resina de olor aromático que se quema en algunas ceremonias religiosas, se utilizaba en la antigüedad como ofrenda divina y medio de purificación. Por su parte, la mirra, sustancia perfumada de color rojizo con la forma de lágrimas, era usada como ungüento para embalsamar los cuerpos y hacerlos inmortales. Representa el dolor y la sangre de Cristo, así como su Resurrección.

En cuanto a su número, Mateo no presisa cuátos eran los sabios en cuestión: Sólo por el hecho de que el relato evangélico indicara que trajeron tres presentes (oro, incienso y mirra), se dio por sentado que eran tres los personajes que los traían. Aunque también algunos textos ancestrales han señalado que los sabios eran dos, cuatro, siete e, incluso, 12, como símbolo de los futuros apóstoles, según mantiene la tradición ortodoxa.

En el siglo IV, el escritor cristiano Orígenes estableció el número en tres, cifras que fue ratificada un siglo más tarde por el Papa León I. La primera vez que apareció el nombre con que se conocen hoy a los Reyes Magos es en la iglesia de San Apolinar Nuovo en Ravena (Italia). En un mosaico de mediados de siglo VI se representan a los sabios de Oriente, llevando un gorro frigio y ofreciendo al Niño sus regalos. Sobre sus cabezas pueden leerse tres nombres: Melichior, Gathaspa y Bithisarea.

El monje Veda el Venerable (673-735) recogió esta denominación y puntualizó el aspecto de cada uno de ellos. Según él, Melchor era un anciano, de larga barba y cabellera blanca; Gaspar, joven e imberbe, y Baltasar, de tez morena. Para subrayar la soberanía universal de Cristo sobre todas las razas y naciones los consideró representantes de los tres mundos entonces conocidos: Europa, Asia y África. En cuanto al destino de los Reyes Magos tras la adoración del Niño Jesús, la tradición afirma que santo Tomás les bautizó y consagró como obispos y que dedicaron fundamentalmente a la evangelización de los impios.