VILLEL DE MESA
CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, viernes, 4 octubre 2002.
TODAVÍA SE CONSERVA ALGUNO.
EL RECUERDO HISTÓRICO DE LOS HORNOS DE VILLEL DE MESA.
Con pan y vino se anda el camino./ Al pan duro, diente agudo./ Con su pan se lo coma./ Llamar pan, pan y al vino vino./ Ser una cosa el pan nuestro de cada día./ Y otros más títulos darían lugar a escribir el presente artículo.
Algunas referencias de los recuerdos históricos de las personas de mayor edad, nos dicen que en pueblo de Villel, siempre se coció buen pan. Una harina de la propia espiga de trigo, crecida en la tierra trabajada por el hombre y que le dio el honor de ser el alimento principal de la familia.
El pan que llega a todas las manos, no ha sido así en otros tiempos. El pan con ojos y el queso sin ojos, es la satisfacción que tenian nuestras abulas, cuando amasaban en casa y una vez cocido en el tahona, se conservaba en casa varios días, con aquel sabor y gusto que había amasado a mano en la artesa de la casa. Pero los tiempos han cambiado y hoy tenemos todos los días el pan nuestro de cada día caliente.
En los siglos XV al XIX, son las propias amas de casa las quien amasan en supropio domicilio, con aquel reciento y levadura de la porpia masa. No existían otros fermentos para reforzar la harina. Dada la alta calidad del trigo, tenía suficiente fuerza para que su elaboración fuera de primera calidad; sus piezas eran redondas con el peso que alcancaba hasta 2 kilos. A mayor peso, daba mayor garantía para su conservación, guardándose en la propia artesa, protegidos con telas para evitar su evaporación. Según las crónicas, su duración en su conservación podía llegar a los 20 días. Las conocidas migas de pan y que tan conocidas son es estos lugares se solían hacer de los últimos panes que habían pasado este período de tiempo. Posteriormente, según su calidad, se hacían migas de aquellos panes que por su textura se iba endureciendo.
La mayoría cocía el pan en el horno de su propio domicilio, o bien en el del vecino. En el pueblo tenemos el horno del Molino y el que poseía en propiedad, el Marqués de Villel que posteriormente sería de Pascualito, dando lugar, al nombre de la calle.
Mas tarde en el siglo XX, junto a la iglesia, figuraría, "LA NUEVA PANIFICADORA DEL MESA DE LORENZO LZARRAD", conservandose en perfectas condiciones. Mas tarde, al dejar de eleborar pan, en la Avda. de Castilla La Macha se abre una nueva panificadora, lleva en la actualidad los "HERMANOS BUENO".
CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, viernes, 4 octubre 2002.
TODAVÍA SE CONSERVA ALGUNO.
EL RECUERDO HISTÓRICO DE LOS HORNOS DE VILLEL DE MESA.
Con pan y vino se anda el camino./ Al pan duro, diente agudo./ Con su pan se lo coma./ Llamar pan, pan y al vino vino./ Ser una cosa el pan nuestro de cada día./ Y otros más títulos darían lugar a escribir el presente artículo.
Algunas referencias de los recuerdos históricos de las personas de mayor edad, nos dicen que en pueblo de Villel, siempre se coció buen pan. Una harina de la propia espiga de trigo, crecida en la tierra trabajada por el hombre y que le dio el honor de ser el alimento principal de la familia.
El pan que llega a todas las manos, no ha sido así en otros tiempos. El pan con ojos y el queso sin ojos, es la satisfacción que tenian nuestras abulas, cuando amasaban en casa y una vez cocido en el tahona, se conservaba en casa varios días, con aquel sabor y gusto que había amasado a mano en la artesa de la casa. Pero los tiempos han cambiado y hoy tenemos todos los días el pan nuestro de cada día caliente.
En los siglos XV al XIX, son las propias amas de casa las quien amasan en supropio domicilio, con aquel reciento y levadura de la porpia masa. No existían otros fermentos para reforzar la harina. Dada la alta calidad del trigo, tenía suficiente fuerza para que su elaboración fuera de primera calidad; sus piezas eran redondas con el peso que alcancaba hasta 2 kilos. A mayor peso, daba mayor garantía para su conservación, guardándose en la propia artesa, protegidos con telas para evitar su evaporación. Según las crónicas, su duración en su conservación podía llegar a los 20 días. Las conocidas migas de pan y que tan conocidas son es estos lugares se solían hacer de los últimos panes que habían pasado este período de tiempo. Posteriormente, según su calidad, se hacían migas de aquellos panes que por su textura se iba endureciendo.
La mayoría cocía el pan en el horno de su propio domicilio, o bien en el del vecino. En el pueblo tenemos el horno del Molino y el que poseía en propiedad, el Marqués de Villel que posteriormente sería de Pascualito, dando lugar, al nombre de la calle.
Mas tarde en el siglo XX, junto a la iglesia, figuraría, "LA NUEVA PANIFICADORA DEL MESA DE LORENZO LZARRAD", conservandose en perfectas condiciones. Mas tarde, al dejar de eleborar pan, en la Avda. de Castilla La Macha se abre una nueva panificadora, lleva en la actualidad los "HERMANOS BUENO".