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VILLEL DE MESA: VILLEL DE MESA...

VILLEL DE MESA

CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, miércoles, 12 de abril de 2006, pág. 29.

CAZADORES DE AYER Y HOY EN EL VALLE DEL MESA.

Los villeleros siempre han destacado por ser buenos cazadores. Conejos y liebres dan paso a corzos y jabalíes.

<"En el Obispado de Sigüenza, describiendo el pueblo de Anquela la Seca, se habla de un bosque de la localidad, las Navas, fue lugar de caza de Alfonso X el Sabio. Dicho bosque fue vendido por doña Blanca, señora de Molina a un yerno del señor de Villel en 1285. Como dice Mariano Perruca, el Señorio constaba de privilegios desde el siglo XIII, otorgados por Sancho IV el Bravo (1295, rey de Castilla."> (pág. 25 Villel de Mesa apuntes sobre esta villa Miguel López Gordo.)

A Villel de Mesa siempre se le ha reconocido por tener buenos cazadores que llenaban su zurrón con toda clase de caza, menor o mayor. Hace unos años que todos los que practican este deporte se han unido en una asociación que preside Rafael Hernandez. Por otro lado José Gimeno Berrueco es el arrendatario del coto de caza mayor de corzo y jabalí. Gimeno Berrueco además de arrendar su coto en Villel, practica la caza en safari en el continente africano.

La caza es un deporte que une a las grandes familias y que su afición no tiene distancias. Un agradable día en el campo y el compartir experiencias, son los objetivos.

De todos es conocido que el jabalí fue introducido en nuestro país con fines cinegéticos por el hacendado Pedro Duro. Estos animales habitaron La Pampa desde 1900. En un comienzo fueron mantenidos en espacios cercados, donde se reprodujeron a satisfacción. Debido a las deficiencias del alambrado fueron ganando libertad y emigrando por todo el territorio. El hábitat preferido del jabalí es el monte tupido.

En Villel de Mesa el jabaí adulto mide 75 centímetros, de alza 1,50 metros de largo y su rabo alcanza los 25 centímetros. Su peso oscila entre los 130 y 150 kilogramos. Estos ejemplares son de cuerpo estrecho, con caída en el lomo desde la cruz hasta la grupa. Su cabeza es grande y se prolonga en un largo hocico. De orejas medianas y puntiagudas y ojos pequeños, lo que más destaca es su pelaje. Largas cerdas de gris parduzco se van oscureciendo hasta llegar al negro. Pero sin lugar a duda son sus colmillos lo más preciado por los cazadores. Moladeras y navajeros, éstos últimos tiene forma de hoz y son cortantes, aptos para defenderse y cortar los alimentos.

La falta de especialización de dieta alimentaria condiciona sus comportamientos y su hábitat. Toda su actividad va acompañada por soplidos, gruñidos, estornudos y crujidos de dientes. El soplido es señal de su inquietud, un largo gruñido grave indica desconfianza, el sordo anuncia su huida. Por la noche puede correcorer de 2 a 14 kilómetros.

Por su parte, el corzo ofrece un aspecto bastante tosco: la cabeza es abtusa y corta, su cuello delgado, más largo que la cabeza y el cuerpo robusto. Sus patas son largas y delgadas. Ojos grandes y vivos, con largas pestañas. Ampliamente difundido en europa y Asia su actual distribución revela la intervención del hombre, como ocurre en Villel de Mesa.

Dentro del área que habita, el corzo vive tanto en los bosques de árboles de pequeña altura como en las grandes extensiones de sabinares y chaparrales. En invierno desciende a los valles y en verano retorna a las montañas, buscando mayor altitud a medida que la tamperatura aumenta.

En cuanto alimentación, le gusta la sal y tiene necesidad de agua de manantial. Es un animal sedentario y que apuesta como cobijo lugares en los que se encuentra segruo. El macho adulto pierde su pequeña cornamenta durante octubre y noviembre. Seguidamente los renueva y recupera su mansedumbre.

Por su parte, la hembra, cinco días antes del parto se retira al bosque. Al contrario que los jabalíes, los corzos solo paren un cría, frente a los cinco de los jabatos. A media que alcanza su edad los partos son multiples. La corza resguarda a sus crías durante el mayor tiempo posible y al menos peligro, advierte del mismo golpeando el suelo con una pata y emitiendo un silbido especial. Pasados diez días los nuevos corzos salen a pastar.

El jabalí se ha protegido de manera especial. El jabalí es una pieza muy apreciada, comestible y su piel alcanza un gran valor en el mercado. Pero los agricultores sufren sus daños cuando comen sus cultivos y los destrozan