VILLEL DE MESA: VILLEL DE MESA...

VILLEL DE MESA

CRÓNICA EN EL DIARIO DE NUEVA ALCARRIA, viernes 14 de sepiembre de 2001.

HISTORIA DE NUESTRA TIERRA.

LA RUTA DE LAS PARIDERAS.

PASCUAL MORALES OCHOA UN BUEN CONOCEDOR DEL PARAJE Y DE SU HISTORIA.

Cuando se quiere disfrutar de la vida cultural de un pueblo tienes que recorrer un buen y largo camino. Un camino que nuestros antepasados anduvieron cada día y cada noche del tiempo del verano para etar siempre al cuidado de su rebaño. Eran aquellos hombres que se dedicaron al pastoreo y que no conocieron otro mundo pero sí a cada una de sus ovejas que ellos mismo les daban su nombre.-Hombres con una entrega total en la comunicación de la naturaleza con la luna y las estrellas y al sol en los duros y fríos días del invierno.

Ceñidas sus albarcas a los pies y su morral al hombro y apoyado en su cayado, sabían decir los buenos días a su mujer y a sus hijos y marcharse a la montaña en sus duras horas de subir y bajar barrancos que junto a su perro velaban por sus ovejas.

Pero antes de escribir la historia de la ruta de las parideras, es un honor y merecido recuerdo a todos los pastores y cabreros que fueron eternos compañeros de los chaparrales y sabinares. Sus pensamienso quedaron entre los rastrojos, aliagas y otras plantas que el pastor o cabrero siempre soñaban para dar de comer a su rebaño, aunque a veces se aproximaran a un ribazo tierno en su siembra, pero todo era con un bien, como el que alimenta a uno de sus hijos, en este comparativo, pera el buen engorde y tuviera una buen cordero.

Es posible que algún día, el pastor o el cabrero tenga levantado en la plaza o en la montaña uno de esos pairones, en recuerdo al hombre que "dio la vida por sus ovejas", pues no es una frase gramatical que dé un toque de admiración, sino que hace 2000 años, las parábolas de Jesús, en muchas ocasiones hace referencia al pastor y sus ovejas.

Hoy son menos los que están en la montaña, algunos se alternan los dias para guardar el rebaño, y aquellas distnacias que distan desde el pueblo a la paridera, la hacen en lo alto del tractor y conduciendo el coche como lo hace mi "ahijado El chato" y los hermanos Lozano.

PASCUAL MORALES hace tiempo que tenía mucho interés en acompñarme (o yo a él), a realizar esta larga caminata, que como buen conocedor del paraje, tiene muy bien estudiada su historia y no por los libros, sino porque él conoció en su tierna juventud.

Su padre Pedro (q. e. p. d.), fué uno de los pastores pero con algo muy especial, en aquellas noches de primavera-verano que en el silencio, tocaba la flauta, melodía que llegaba al que sentado en la puerta de la casa o en la plaza, esperaba la hora del descanso.

Pascual en el inicio del recorrido subiendo carretera con dirección a Sisamón nada más pasar el estrecho nos dirigimos a La Barga donde visitamos la primera paridera del tío Juan. La historia y el recuerdo se va reproduciendo en cada una, allí se detuvo el tiempo y es como si el calendario y el reloj marcaran su infancia <Pascual>.

Caminando llegamos al Navajo Rubio otro redil prodiedad de Manuel Lázaro, hombre que al descansar de su jubilación fue pastor y por cierto <<buen pastor>>. En esta paridera cierra su rebaño Julián. Y aunque las piernas no alcanzaban las fuerzas para seguir el paso de Pascual, tuve que hacer un alto y descansar al llegar a la Pedriza que aún se puede ver la paridera de Gregorio Liarte (que en tiempos habían cerrado ganado).

Y ya desde los Sabinares divisamos el Cerrillo de los Ladrones y el Collado Guarito y siguiendo el camino mañanero terminamos la primera etapa, visitando más parideras como si fueran ruinas románicas en el Pozo.

Para reponer algunas fuerzas fue necesario tomar asiento y con el buen trago de vino de la bota y merienda especial para ese día una vez terminado inciamos el descenso, con dirección a la Cañada de Valdemazan.

Aquí en el término de las Cortadeles-Pedragales, tenía una paridera el Pasamalito y también el tío Roque. Y pudimos ver sin agua el Nabajo de la Cochera. Uno de los lugares más conocidos es la Carrascosa, vimos destruido el Nabajo y la paridera del tío Ángel.

En los Mazos (Yazos) visitamos las destruidas centenarias ya repetidas parideras de Isidro, Máximo y Mariano que al buen destino de la otra vida velarán por los que caminamos por estos senderos.

Y después de repedito descanso en los Albecones, nos encontramos en el paraíso encañonado de la vega, Cañada Valdemazan, donde nos recibe unos nogales y la regada tierra entre frutales, que nos acompañará hasta el final de las tres horas de excursión.

Las cascadas de agua del río Mesa nos ancia que estamos próximos a tomar la carretera. Este agua que en sus tiempo movía las piedras de moler de los tres Molinos, dentro del término de Villel y una central eléctirca. Siguiendo la vista de los Cerrillares, el Villar, Vega Nueva y los Castilejos, nos semtamos en las grutas del Pozo Galano, que no hay lugar en estos entornos (o contornos) que junto a las maravilas del recuerdo de la ruta de las parideras, entre el agua y la vega hacen próspera la vida del visitante.