Entrada al paraje de la
ermita de la Granja, lugar fresco y tranquilo -cuando no están los niñitos de los ciclomotores-batidora demostrando lo "bien" que suenan sus máquinas- donde poder descansar y poder parar un confortante día de
campo y donde, según la leyenda, se le apareció la
virgen a un pastor allá por el siglo XV.
De. Esteban, autor de la
fotografía.