NACIMIENTO VIVIENTE EN BALISA
La magia o seducción surge en Balisa,
la imitatio Christi, su nacimiento.
Llegando está su luz, su alumbramiento
que nos derrama como suave brisa
y que invade nuestra alma en su porfía.
Balisa participa en lo sagrado,
su ser revela un hecho consumado:
la venida de Jesús en su día.
La realidad que transciende, un castillo
interior, una senda iniciática
del microcosmo, sede fantástica,
con aromas de amor y tomillo.
Y la sacralidad de los modelos
con la capacidad remedadora
del ser humano, al niño que adora
y que le acompaña en tierra y cielo.
El escenario no es el de Galilea,
pero que tras el tiempo transcurrido,
se retenga lo entonces ocurrido,
es porque se ha vivido, vive y desea.
Singularidad que el lugar confiere:
te trasladan, te elevan los actores
tocados por la luz y sus resplandores,
céfiro y estrellas lo sugieren.
Como si los recuerdos en un globo
contenidos, de súbito explotaran
y el campo a la vista presentara
nenúfares y peces en desovo
y allí lo sagrado, lo más fecundo
que se hace mar y océano luego
y el ser humano celebra que es nuevo
con el recién nacido, Dios del mundo.
Balisa, diciembre 2013
Rufino Rodado Pérez
La magia o seducción surge en Balisa,
la imitatio Christi, su nacimiento.
Llegando está su luz, su alumbramiento
que nos derrama como suave brisa
y que invade nuestra alma en su porfía.
Balisa participa en lo sagrado,
su ser revela un hecho consumado:
la venida de Jesús en su día.
La realidad que transciende, un castillo
interior, una senda iniciática
del microcosmo, sede fantástica,
con aromas de amor y tomillo.
Y la sacralidad de los modelos
con la capacidad remedadora
del ser humano, al niño que adora
y que le acompaña en tierra y cielo.
El escenario no es el de Galilea,
pero que tras el tiempo transcurrido,
se retenga lo entonces ocurrido,
es porque se ha vivido, vive y desea.
Singularidad que el lugar confiere:
te trasladan, te elevan los actores
tocados por la luz y sus resplandores,
céfiro y estrellas lo sugieren.
Como si los recuerdos en un globo
contenidos, de súbito explotaran
y el campo a la vista presentara
nenúfares y peces en desovo
y allí lo sagrado, lo más fecundo
que se hace mar y océano luego
y el ser humano celebra que es nuevo
con el recién nacido, Dios del mundo.
Balisa, diciembre 2013
Rufino Rodado Pérez