PRIMAVERA EN BALISA
La lluvia dio paso al sol
que lucía un verde cereal castellano,
primavera de inocencia
bajo un cielo azul impoluto,
cantaba la vida del valle
aseado y pulcro.
El agua del río, que recordaba
a cuantos pisaron sus márgenes,
brincaba las piedras del lecho
manifestando su alegría,
algunas gotas en su discurrir
saltaban a posarse en los juncos
de la orilla, mostrándose como
perlas transparentes por un rayo de sol que
dejaba a peces y batracios ensimismados
por su belleza.
La Virgen del Otero,
oteaba su hermoso valle
y escuchaba el jolgorio suave
que formaban la perdiz, codorniz,
alondra y demás fauna…
El Botón impertérrito al parecer,
también se había vestido de verde
su parra y un poco de musgo
en algunas de sus sonrisas.
En la vega entre su verde
algunos corros de rojas amapolas,
con otros de flor blanca, amarilla, azul….
Todos hablaban, cantaban y vivian alegres
el presente primaveral
como un regalo del valle
para toda la comunidad.
La lluvia dio paso al sol
que lucía un verde cereal castellano,
primavera de inocencia
bajo un cielo azul impoluto,
cantaba la vida del valle
aseado y pulcro.
El agua del río, que recordaba
a cuantos pisaron sus márgenes,
brincaba las piedras del lecho
manifestando su alegría,
algunas gotas en su discurrir
saltaban a posarse en los juncos
de la orilla, mostrándose como
perlas transparentes por un rayo de sol que
dejaba a peces y batracios ensimismados
por su belleza.
La Virgen del Otero,
oteaba su hermoso valle
y escuchaba el jolgorio suave
que formaban la perdiz, codorniz,
alondra y demás fauna…
El Botón impertérrito al parecer,
también se había vestido de verde
su parra y un poco de musgo
en algunas de sus sonrisas.
En la vega entre su verde
algunos corros de rojas amapolas,
con otros de flor blanca, amarilla, azul….
Todos hablaban, cantaban y vivian alegres
el presente primaveral
como un regalo del valle
para toda la comunidad.