Los versos de Machado aparecen labrados en la piedra junto al puente central de la Alameda. Trece años estuvo el poeta en Segovia dando clases de francés en el instituto, sueldo mísero y constante actividad creativa. En la Alameda escribió algunos de sus poemas a Guiomar, su amor de madurez, relación profunda y al parecer platónica. El poético nombre de Guiomar bautiza hoy la estación del AVE de Segovia, a 25 minutos de Madrid, un trayecto que Antonio Machado recorría los fines de semana para visitar a su musa madrileña en un tren renqueante. Entre clase y clase, el poeta tuvo tiempo y entusiasmo para fundar con algunos intelectuales segovianos la Universidad Popular y proclamar la llegada de la República desde el balcón del ayuntamiento. Tiempo fecundo en el que escribió, a veces con la colaboración de su hermano Manuel, la mayor parte de su teatro, lo más desconocido de su producción. En la Alameda brotaron quizá los aforismos del sabio Juan de Mairena, entre apuntes y poemas, en la contemplación de esta ribera sacra poblada de conventos y monasterios.