Si ese era severino. Ese si que era buena persona, era el mejor pastor de su rebaño, el mejor compañero de su mujer, padre de sus hijos y
amigo de sus
amigos. Creo que nunca conoceré a nadie que diera tanto como él daba sin darse ninguna importancia, con toda la humildad y el cariño del mundo. Cuando llegaba alguien a su
casa, aunque fuese un extraño, siempre le acogió como si no lo fuera. Aún recuerdo su voz, cuando canturreaba mientras trabajaba en el
corral, su buen humor, siempre como un chiquillo,
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