Sin duda, como en tantos sitios, el
monumento más representativo que tiene el
pueblo es la
iglesia. Seguir la cronología de su obra arquitectónica, es tanto como seguir el desarrollo de la fe y la vida socioeconómica de la población. Redondo e hijos comenzaron en firme su tarea de cantería en 1540 a instancias del Rvdo. Sr. Cura, D. Miguel Sanz, que soñó, promovió e impulsó su proyecto. Levantada con
piedra de sillería traída de Las
Cuevas en su mayor parte, estuvo acabada en el año 1559. Otra fase de esta
fábrica en piedra no labrada se siguió hasta 1604, aunque todavía no se habían saldado las deudas anteriormente contraídas. La tercera fase de construcción del templo incluida la
torre y la sacristía, se concluyó dos siglos después que la primera, concretamente entre 1736/42.
Con los viejos manuscritos en la mano podemos constatar que la
pila bautismal se labró en 1540, sustituyendo a la antigua que estaba “quebrada”. El
retablo mayor de
San Pedro es de estilo barroco churrigueresco y está realizado en madera policromada de oro desde el año 1705 por los tallistas Juan Arauz y José Serna, y el
escultor Francisco Vega. Entre 1705 y 1712 se pagaron más de 35.000 reales por su realización. La mesa del
altar a la
romana, también barroca, la hicieron en el año 1772 Simón y Felipe Ibáñez y la doró Miguel Jiménez maestro dorador vecino de
Ayllón. El retablo de San José lo hizo en 1770 Simón Ibáñez. Su colateral de Ntra. Señora del Rosario lo ejecutaron los tallistas de
Estebanvela, Simón y Felipe Yáñez en 1772. El retablo del San Antonio de Padua, se construyó, como el anterior, entre 1745 y 1752. Los dorados los hizo Miguel Jiménez en 1772. Parece que es el que ahora acoge a un crucifijo de ingenuidad
románica rural, utilizado en la adoración de la
cruz en el Viernes
Santos.
El retablo del
Santo Cristo de
Burgos, es el que ahora acoge a la Inmaculada Concepción en la nave izquierda del templo, nuestra derecha según miramos al presbiterio. Se construyó entre 1745-1752. La parte que tiene de dorado la pintó después Miguel Jiménez en 1772. El año anterior -1771- la Cofradía de la Vera Cruz entregó para el dorado 405 reales y 29 mrs. El retablo de San Roque es el más antiguo. Estaba ya hecho antes de 1600. Me rece la pena estudiar los libros de las Cofradías, entre ellas la de San Roque, porque en él aparecen noticias de interés en este sentido. El retablito de la
Virgen Dolorosa, se hizo en 1787 acoplando la talla indicada y un cuadro que representa a un “Ecce Homo”. El maestro escultor que intervino en su composición fue Simón Yáñez.
Aparte de la variada iconografía de los
retablos mencionados, hay otras figuras para nuestra piadosa y estética contemplación, de importante valor
artístico. En primer lugar, la imagen de la Virgen
Santa María Reina y Madre. Se puede fechar su
antigüedad alrededor del año 1.350. Es una talla de estilo
románico de transición o
gótico incipiente. Fue escogida para la
exposición regional de la Edades del Hombre en
Segovia en el 2003. Hay también “un verdadero retrato del Santo Cristo de Burgos, copiado del original a la devoción de este lugar de Estebanvela de 1745” Está en la sacristía pero corresponde al retablo de la nave lateral izquierda del templo.
De semejantes características es la talla del mártir
romano, San Sebastián, situado a la derecha del retablo mayor, que fue objeto de devoción para la Cofradía de los Santos Fabián y Sebastián. Por otra parte, el que fuera cura del lugar, Jimeno de Lerga, dejó en su testamento tres imágenes: “Una de Ntra. Señora, otra de su Hijo y otra de un Cristo en una caja”.
Lo más valioso en orfebrería es la cruz procesional. Hubo otra anterior a 1556 que se vendió para ayudar a la construcción de la iglesia. En 1567 se adquirió la que actualmente se posee. Es de traza renacentista seguntina en los brazos, con
adorno de manzana plateresca. Su diseño parece tener conexión con las obras contemporáneas de Antonio Arce. Consta de caña, castillete y brazos. Entre los orfebres que trabajaron en ella se nos dan los nombres de “Martín de Valderrama y Francisco Campuzano, plateros de Sigüenza”. Dicen que es una de las mejores de todos los
pueblos de la diócesis de Segovia.
El
órgano es una joya musical de apoyo a la liturgia para el servicio del pueblo, obra del organero logroñés, D. Esteban de San Juan, hecho en 1782. Vino a costar casi 10.000 reales de vellón. Fue instalado en el
coro de la iglesia por Simón Yáñez al año siguiente.
Ya en un documento de 1543 se dice que la·Parroquial de Estebanvela tiene anexas cuatro
ermitas”. A saber: San Martín, San Miguel, María Magdalena y Santísima Trinidad. Actualmente sólo se conserva la de la Santísima Trinidad o Padre Eterno.
Posee también interesantes
casas solariegas de época barroca y otras casas y tenadas más antiguas, especialmente en su
Barrio Madrid. (Tomado del libro ESTEBANVELA - De la Comunidad de Villa y Tierra de Ayllón - Autor: Ángel Santamaría. Madrid 2003).