No quiero entrar en una polémica tan personal contigo, porque no sé quien eres, ni a dónde vas, ni qué buscas, ni de donde vienes, ni por qué entras o sales a aquí. Sin embargo, algo te voy ya conociendo a través de lo que dices o quieres decir, que no siempre se sabe con precisión, dado “lo bien que te explicas”. Y es que te proyectas como en un
espejo. Por una sola vez y sin que sirva de precedente, te haré frente sin enfrentamiento en este
juego verbal, por aquello de que somos paisanos. ¿Me dejas
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