Es sólo una palabra. Mi primera palabra en este valle. Caiga, pues, como rocío. Soy novata en esta palestra. Procuré entrar en vuestro estilo poemático para no desentonar, y en hora propicia. Para subir a la gloriosa mirada de la iglesia de esta aldea desde los ojos de su torre. Para el cielo de quienes la alzaron y hoy sueñan a su sombra. Hay realidades fuertes difíciles de expresar, pero no se debe poner tierra por medio, distancia, olvido. Para gozo comunal nunca no falta quien, lejos, forma parte del coro de estas voces. ¿Quién merecerá su luz en la noche? ¿Quién verá la iluminación de su talle esbelto desde una calle cercana? Al fin y al cabo, toda palabra aspira a luz, aunque esté en la sombra de pensamiento o del afecto.