De la fiesta regreso y apenas me sostengo. Tengo o me tienen dieciocho años. Pero eran la una, las dos y las tres. La Fiesta, amante de la noche bebió vino y veneno sobre el heno. Bailó desnuda entre los árboles de la huertas. La abrazaron todos con gemidos de placer en la oscuridad. ¡Qué derroche el canto del alimoche! La sangre vehículaba los alcoholes. ¿Sólo los alcoholes? Esta vez no hubo coche. ¡Si bebes no conduzcas! Para babas las de los caracoles subiéndose por las coles. Había otros animales sabios poblando los sueños. Un apuro, es un apuro. Y buscaban el cuerpo más puro de la Fiesta. Al final, los que llegaban se perdían. Otros esperaban a los que ya no aparecían. Andad, sentaos ahora en el olvido, si podéis. (Lucí).