!Qué bonito es mi Pirón¡. Qué
río el de mi
pueblo. El río que siempre se quería salir de madre y nunca podía y el río que su
agua nunca llegaba a cubrir los cinco ojos del
puente que todos queríamos. Río de
veranos, de
bicicletas y caminatas, de rodar las rosquillas y de
paseos diarios, de
pesca sin agua y de agua sin pesca, de caces desleales y pesqueras olvidadas. El río atrapado por un puente que nunca dejó que el agua se llevara los recuerdos, la buena
amistad y convivencia, los agredecimientos
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