Soy Sinuhé, y aunque antaño amé la amalgama de olores de la vieja Tebas y medité entre los cañaverales del Nilo, aún tengo reciente el recuerdo estival del terruño y la paja mojada tras la
tormenta y me conmuevo al evocar las vivencias entre los
pinares del Cega. Esos
pinos son testigos de lo mejor de mi y de mi fugaz dicha, y también los amé, pues ellos vivirán más que yo. Alguien escribió que quién soy, y yo le respondo en boca del Sinuhé ancestral:
"Porque yo, Sinuhé, soy un hombre, y como tal
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