En algunos lugares existe la creencia de que en un pasado mas o menos remoto, todas la tierras en la que se escuchaba el sonido de una determinada campana, pertenecían a un mismo municipio. En la Alta Extremadura, sigue empleándose “socampana de...” como sinónimo de territorio de un municipio. Algunos lugareños se quejaban amargamente de que “...la p..a manía de los Obispos y de los Cardenales de poner Iglesias y campanas con buenos badajos...” los habían obligado a ceder terrenos para otro/s municipios.