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Puerta de la villa y antigua cárcel, PEDRAZA

Puerta de la villa y antigua cárcel.
La puerta de la villa es el único acceso a Pedraza, y por tanto es utilizada como entrada y como salida única del pueblo. Sus orígenes se remontan al siglo XI, y fue reconstruida en el siglo XVI siendo señor de Pedraza Íñigo Fernández de Velasco, cuyo escudo preside la entrada. Durante varios siglos, sus portones eran cerrados durante la noche impidiendo la entrada o salida de cualquier persona salvo emergencia; en tal caso era el carcelero el responsable de abrir la puerta.
Este torreón defensivo data del siglo XIII, siendo utilizado como cárcel en el siglo XVI. En su interior pueden verse las antiguas celdas de madera de la época, la habitación del carcelero, algunos cepos para someter a los presos, las mazmorras, el sistema de letrinas utilizado…
Hay visitas guiadas todos los días de 11:00 a 14:00h y de 16:00 a 19:30h
• El precio de la visita es de 4 euros por persona.
Su duración es de media hora.
Los lunes está cerrado. Excepto aquellos que sean festivos o lunes de puente (en este caso, se cerrará el día laboral siguiente más cercano).

Nada más entrar en Pedraza comprobarás por ti mismo que este sí que es un pueblo con encanto y uno de los más bellos de España. Se trata de una villa medieval amurallada, cuya cuidada rehabilitación motivó su declaración como Conjunto Histórico en 1951.
Su nombre parece derivar de la Pretaria romana, aunque los primeros datos históricos se remontan a Don Fernando Gómez de Albornoz, comendador mayor de Montalbán, que fue nombrado por el rey Enrique II de Castilla Señor de Pedraza. Posteriormente pasó a manos de la familia Herrera y a finales del siglo XV pasó a los condestables de Castilla por el matrimonio entre Doña Blanca Herrera y Don Bernardino Fernández de Velasco. Se mantuvo en estas manos hasta que en el siglo XIX se abolieron los señoríos. Los condestables se asentaron allí, siendo el lugar sitio de paso para grandes personalidades, como artistas, nobles y monarcas. En el siglo XVI y XVII tiene lugar la época de mayor esplendor del pueblo, y es de cuando datan la mayor parte de casas y palacetes. Esta prosperidad fue debida, entre otras cosas, a la exportación hacia el Norte de Europa de la lana de sus rebaños de ovejas merinas y a sus excelentes tejidos, capaces de competir con los mejores que se elaboraban en Flandes.
En la actualidad, en esta pequeña villa, la mayoría de sus vecinos viven del turismo, por lo que podrás encontrar numerosos asadores y comercios.
Gran fama tiene su gastronomía, destacando el cordero asado, el judión de la Granja, el cochinillo asado las patatas revolconas o el ponche segoviano.