El Castillo de Pedraza entró en la gran historia a raíz de haber servido esta fortaleza como residencia de los hijos de Francisco y de Francia, en su calidad de rehenes. Fue a raíz del Tratado de Madrid, cuando se estipuló que, a consecuencia de la batalla de Pavía, debían quedar como rehenes sus hijos Francisco, el Delfín, y Enrique, Duque de Orleans, futuro Enrique II de Francia. El canje entre Francisco y y sus hijos se celebró en la isla de los Faisanes.
Desde 1529, los dos hijos de Francisco y residieron en Pedraza varios años, siendo visitados aquí por Bodier, que los reconfortaba, hablándoles de su próxima liberación a raíz del Tratado de Cambray o de las Damas.
Transcurría el año 1921 cuando, con ocasión de sus continuas visitas a Segovia desde París, el pintor Ignacio Zuloaga se interesó por el Castillo, entonces abandonado y en eminente estado de ruina, adquiriéndolo y acondicionándolo parcialmente. Desde entonces fue uno de sus lugares preferidos de descanso y trabajo. Aquí realizó sus célebres obras "Eufemio", "Paisaje de Pedraza", "Retrato de Esperanza" y alguna otra.
Desde 1529, los dos hijos de Francisco y residieron en Pedraza varios años, siendo visitados aquí por Bodier, que los reconfortaba, hablándoles de su próxima liberación a raíz del Tratado de Cambray o de las Damas.
Transcurría el año 1921 cuando, con ocasión de sus continuas visitas a Segovia desde París, el pintor Ignacio Zuloaga se interesó por el Castillo, entonces abandonado y en eminente estado de ruina, adquiriéndolo y acondicionándolo parcialmente. Desde entonces fue uno de sus lugares preferidos de descanso y trabajo. Aquí realizó sus célebres obras "Eufemio", "Paisaje de Pedraza", "Retrato de Esperanza" y alguna otra.