Comentario sobre Rapariegos:
Cuando yo era niño, hace ya muchos años, en Rapariegos, la mayoría de los chavales no teníamos ningún respeto por la naturaleza y continuamente cazábamos gorriones, cogíamos nidos de pardillo, de jilguero, huevos de perdiz, subíamos a las murallas del convento, cogíamos todos los huevos que podíamos, de los nidos de las chovas y de alcotanes. Gracias a Dios la mentalidad que teníamos en aquellos años fue cambiando, hasta sentir hoy día un gran respeto por la naturaleza y hemos aprendido a respetarla y cuidarla como se merece, por eso os cuento lo que me ha pasado la semana pasada.
Qué alegría esta mañana me he llevado, al ver que entre las ramas de mi joven cerezo, una pareja de jilgueros habían colgado, un nido de algodón, hierba seca y seco brezo.
Que ir y venir, que ajetreo, se pasan parte del día la pareja de jilgueros, aportando material al nido de mi corral y entre paseo y paseo el macho jilguero, receloso y vigilante, canta y canta posado en la teja más alta, de un próximo alero.
Esto que os cuento es totalmente cierto y para que conste, aquí tenéis una foto del nido que hablo.
Saludos.
Cuando yo era niño, hace ya muchos años, en Rapariegos, la mayoría de los chavales no teníamos ningún respeto por la naturaleza y continuamente cazábamos gorriones, cogíamos nidos de pardillo, de jilguero, huevos de perdiz, subíamos a las murallas del convento, cogíamos todos los huevos que podíamos, de los nidos de las chovas y de alcotanes. Gracias a Dios la mentalidad que teníamos en aquellos años fue cambiando, hasta sentir hoy día un gran respeto por la naturaleza y hemos aprendido a respetarla y cuidarla como se merece, por eso os cuento lo que me ha pasado la semana pasada.
Qué alegría esta mañana me he llevado, al ver que entre las ramas de mi joven cerezo, una pareja de jilgueros habían colgado, un nido de algodón, hierba seca y seco brezo.
Que ir y venir, que ajetreo, se pasan parte del día la pareja de jilgueros, aportando material al nido de mi corral y entre paseo y paseo el macho jilguero, receloso y vigilante, canta y canta posado en la teja más alta, de un próximo alero.
Esto que os cuento es totalmente cierto y para que conste, aquí tenéis una foto del nido que hablo.
Saludos.