Viva, San Antón.
Hoy día diecisiete de enero día de San Antón, era la fiesta más grande que había en Rapariegos, entre los años cuarenta y cincuenta.
Eran tres días de fiesta y, la gente, como en el mes de enero había menos trabajo, podía disfrutar sobre todo con los bailes, hasta altas horas de la madrugada. Empezaba la fiesta, tocando una orquesta pasacalles y pasodobles, por la mayoría de las calles del pueblo, después se asistía a misa y se sacaba al santo en procesión, acompañado siempre de la orquesta, que iba amenizando el recorrido con los mismos pasacalles.
Delante del Santo, un numeroso grupo de animales, mulas, caballos y burros, montados por sus dueños y engalanados con los mejores aperos, trataban de acercarse lo más posible al Santo, hasta que terminaba la procesión y en la puerta de la Iglesia, el cura, les daba la bendición.
La orquesta normalmente era La Continental de Arévalo y podemos ver a sus integrantes, en la parte de atrás del grupo de la foto.
Hoy día diecisiete de enero día de San Antón, era la fiesta más grande que había en Rapariegos, entre los años cuarenta y cincuenta.
Eran tres días de fiesta y, la gente, como en el mes de enero había menos trabajo, podía disfrutar sobre todo con los bailes, hasta altas horas de la madrugada. Empezaba la fiesta, tocando una orquesta pasacalles y pasodobles, por la mayoría de las calles del pueblo, después se asistía a misa y se sacaba al santo en procesión, acompañado siempre de la orquesta, que iba amenizando el recorrido con los mismos pasacalles.
Delante del Santo, un numeroso grupo de animales, mulas, caballos y burros, montados por sus dueños y engalanados con los mejores aperos, trataban de acercarse lo más posible al Santo, hasta que terminaba la procesión y en la puerta de la Iglesia, el cura, les daba la bendición.
La orquesta normalmente era La Continental de Arévalo y podemos ver a sus integrantes, en la parte de atrás del grupo de la foto.