En 1959 con 9 años, pasé unos meses ahí en la casa de Gaudencia, la sirvienta de mi tia-madrina Maruja, hermana de mi padre... Todos los días varias veces, me mandaban a esta fuente a por el agua, con un cubito pequeño de zinc, y se reían de mi porque sabían que me daba pánico.
La dichosa fuente, siempre estaba llenita de avispas tremendas avispas, y esa fuente se quedó en mi recuerdo grabada para toda la vida.
Me encantaba ir a coger higos y uvas y muy temprano ver pasar a las vacas con los cencerros tintineando y recoger la leche recién ordeñada calentita en la puerta de la casa... Fue un tiempo maravilloso pero duró poco solo los meses del verano y en noviembre volví interna al colegio Hijas del Amor Misericordioso en Madrid y soñaba con aquel pueblo, al que jamás he vuelto a ir y que me gustó tanto...
La dichosa fuente, siempre estaba llenita de avispas tremendas avispas, y esa fuente se quedó en mi recuerdo grabada para toda la vida.
Me encantaba ir a coger higos y uvas y muy temprano ver pasar a las vacas con los cencerros tintineando y recoger la leche recién ordeñada calentita en la puerta de la casa... Fue un tiempo maravilloso pero duró poco solo los meses del verano y en noviembre volví interna al colegio Hijas del Amor Misericordioso en Madrid y soñaba con aquel pueblo, al que jamás he vuelto a ir y que me gustó tanto...