Tradiciones Segovianas
Las Amazonas del Eresma
Hay un refrán antiguo que dice: Dueñas de Segovia y caballeros de Avila, y cuando un adagio pondera algo, su razón tendrá para ello, que no hay dicho popular que carezca de fundamento. Y esto es tan cierto, que al acabado de citar, a falta de una explicación que lo justifique, tiene varias, según los eruditos, pero dejando para ellos el averiguar cuál sea la más aproximada a la verdad, me limitaré a referir la que he oído contar acerca de las antiguas matronas segovianas, y sin remontar el hecho a la época de la dominación de los romanos en España, como quieren algunos, siempre aficionados a dar a todo un origen muy lejano, lo colocaré, porque así me parece mpas conforme con lo verdadero, en los tiempos en que los egovianos ayudaban al valeroso Alfonso VI en la conquista de Madrid. Habia este monarca congregado en torno de su estandarte las escuadras de todas las ciudades de sus dominios, y seguidos de muchos nobles, caballeros y vasallos, puso cerco a la que hoy es coronada Villa, allí le siguieron los intrépidos segovianos, sin cuidarse siquiera de que dejaban la población sin defensores que la libraran de alguna acometida de los infieles.
Cuando los musulmanes superion que Segovia estaba desguarnecida se apresuraron a cercarla, pensando que les sería facil recuperarla, y no les hubiera costado gran trabajo lograrlo, pues sólo habia en ella ancianos, mujeres y niños, a no ser porque las segovianas apercibidas del peligro que la ciudad corría, determinaron resistir hasta el último momento, organizando la defensa con la misma valentía que lo hubieran hecho los hombres más esforzados. Cerraron las puertas y portillos que daban acceso a la población, se ataviaron con arreos guerreros, y proveyéndose de cuantas armas encontraron a mano, ocuparon las más decididas los puestos de mayor peligro, y colocadas otras en los puntos más visibles de la muralla, ofrecieron a los sitiadores un aparato de defensa con el que no habían contado.
Creyeron los infiesles que las heroicas matronas que de tal modo de presentaban, eran combatientes cuya existencia en la plaza les era desconocida, y calculando que las huestes que llevaban para tomarla eran pocas en proporción con las que aparecían en las murallas para su defensa, se retiraron por no aventurarse en una empresa cuyo éxito no consideraban ya como seguro.
Avisados los avileses (abulenses) del peligro que amenzaba a los segovianos, corrieron en su auxilio y llegaron a tiempo de dispersar a los infieles, que volvieron a sus tierras convencidos de las dificultades que ofrecía la toma de una plaza que se presentaba bien organizada para la defensa.
Las valentía de las matronas de Segovia, evitó que se perdiera la ciudad que tanto trabajo había costado reconquistar y que por su situación topográfica era ambicionada como uno de los puntos más estratégicos de la comarca, dado el modo de pelear de aquél entonces
Las Amazonas del Eresma
Hay un refrán antiguo que dice: Dueñas de Segovia y caballeros de Avila, y cuando un adagio pondera algo, su razón tendrá para ello, que no hay dicho popular que carezca de fundamento. Y esto es tan cierto, que al acabado de citar, a falta de una explicación que lo justifique, tiene varias, según los eruditos, pero dejando para ellos el averiguar cuál sea la más aproximada a la verdad, me limitaré a referir la que he oído contar acerca de las antiguas matronas segovianas, y sin remontar el hecho a la época de la dominación de los romanos en España, como quieren algunos, siempre aficionados a dar a todo un origen muy lejano, lo colocaré, porque así me parece mpas conforme con lo verdadero, en los tiempos en que los egovianos ayudaban al valeroso Alfonso VI en la conquista de Madrid. Habia este monarca congregado en torno de su estandarte las escuadras de todas las ciudades de sus dominios, y seguidos de muchos nobles, caballeros y vasallos, puso cerco a la que hoy es coronada Villa, allí le siguieron los intrépidos segovianos, sin cuidarse siquiera de que dejaban la población sin defensores que la libraran de alguna acometida de los infieles.
Cuando los musulmanes superion que Segovia estaba desguarnecida se apresuraron a cercarla, pensando que les sería facil recuperarla, y no les hubiera costado gran trabajo lograrlo, pues sólo habia en ella ancianos, mujeres y niños, a no ser porque las segovianas apercibidas del peligro que la ciudad corría, determinaron resistir hasta el último momento, organizando la defensa con la misma valentía que lo hubieran hecho los hombres más esforzados. Cerraron las puertas y portillos que daban acceso a la población, se ataviaron con arreos guerreros, y proveyéndose de cuantas armas encontraron a mano, ocuparon las más decididas los puestos de mayor peligro, y colocadas otras en los puntos más visibles de la muralla, ofrecieron a los sitiadores un aparato de defensa con el que no habían contado.
Creyeron los infiesles que las heroicas matronas que de tal modo de presentaban, eran combatientes cuya existencia en la plaza les era desconocida, y calculando que las huestes que llevaban para tomarla eran pocas en proporción con las que aparecían en las murallas para su defensa, se retiraron por no aventurarse en una empresa cuyo éxito no consideraban ya como seguro.
Avisados los avileses (abulenses) del peligro que amenzaba a los segovianos, corrieron en su auxilio y llegaron a tiempo de dispersar a los infieles, que volvieron a sus tierras convencidos de las dificultades que ofrecía la toma de una plaza que se presentaba bien organizada para la defensa.
Las valentía de las matronas de Segovia, evitó que se perdiera la ciudad que tanto trabajo había costado reconquistar y que por su situación topográfica era ambicionada como uno de los puntos más estratégicos de la comarca, dado el modo de pelear de aquél entonces