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Pueblos de Segovia:

Cantalejo

Primera Parte

Cantalejo
Dadas sus características edafológicas, Cantalejo fue siempre tierra de bosque. Los antepasados prehistóricos y antiguos conocieron robledales y encinares. Ambas especies forestales eran utilísimas; con la corteza, rica en tanino, curtían las pieles; con las glandes o bellotas se alimentaban todos los animales herbívoros, incluso el hombre; las hojas proporcionaban al ganado nutritivo ramón; la madera constituía una fuente de riqueza para los rudos artesanos de muebles, utensilios, aperos de labranza y construcción de viviendas; la leña suministraba combustible a los hogares. El hombre, agradecido a tantos beneficios, impuso a estos árboles un nombre bien expresivo, compuesto de dos palabras celtas: "kar" y "quez", que significan hermoso árbol. De estas dos palabras celtas procede la latina "Quercus". En el bosque de Cantalejo está documentado el pinar desde el siglo XI, contra lo que sostiene Helmuth Hopfner, para quien el pinar de Castilla la Vieja aparece en documentos literarios por primera vez a comienzos del siglo XIV y se extiende a partir del siglo XV. AL delimitar el lugar de San Frutos, donado a los monjes de Silos por Alfonso VI, el 17 de agosto de 1076, se dice expresamente:"... cum exiit al pinar et vadit inter illum pinare... ". Cuando Alfonso VII, el 14 de diciembre de 1137, concedió a don Pedro, arcediano de Segovia, la granja de Salcedón, junto al río Cega, se fijaron estos limites: "sicut diuidit illud pinar quod est inter Baguilafont et cegam... ", es decir, el pinar existente entre Aguilafuente y el Cega. Después se menciona el camino de Turégano por Cantalejo a Fuentidueña. Mediado el siglo XVI, en Cantalejo abundan tanto los robles como los pinos, como se deduce de las almonedas de madera y remates de ‘leñas que hacia el concejo. Hoy apenas crecen unas matas de robles entre millones de pinos, de la especie Pinus Pinaster.] Al abrigo del bosque y al arrimo de sus lagunas encontraron cómodo alojamiento las tribus celtas, que aquí llegaron. Cantalejo nació del vientre del bosque y, a medida que la criatura crecía, el bosque, como buena madre, disminuía y le entregaba su territorio. Cantalejo, agradecido, cuidó y mejoró su bosque durante milenios. En él hallaron los inmigrantes tardíos, los sin tierra, la materia prima para su industria de trillos, cribas y demás aperos agrícolas, famosos en toda la España cerealista hasta los años sesenta del siglo XX. El pino fue durante muchos años fue medio de subsistencia para muchas familias por su resina y madera.