Sigo con mis chistes, por si alguien los lee y al menos se sonrie:
Entra un ladron a robar un banco llevaba un gato en la mano y dice:
¡Manos arriba o aprieto el gatillo!
Entra un ladron a robar un banco llevaba un gato en la mano y dice:
¡Manos arriba o aprieto el gatillo!
Era un cocinero tan feo, pero tan feo, que hacía llorar a las cebollas.