Yo no sé si vino desde la Temerosa, o desde la Atalaya, pero la que cayó el día de Sta. Rita que fue el 22 de mayo nadie ha conocido algo semejante, lo dejó todo " trillado " y fue una pena, porque el
campo iba este año fenomenal, y de un plumazo, todo al garete. Yo estuve el sábado siguiente, y no he visto nada igual los
árboles pelados, sin los
frutos, y qué os voy a contar un desastre.
Mi madre decía : Lo que Dios nos da, Sta. Rita nos lo quita. Increíble.