Aqui vivia Felipe Carreras con su
familia, su hijo Isidoro me cortaba el pelo de pequeño. En una ocasión cazando yo mis gorriones, se me escapo con el tirachinas una piedrecita que justo oí que fue a un cristal de su
casa, allí no estaba el pero yo salí corriendo por el
camino de
Torreadrada y en una
finca muy cercana que teníamos de
girasoles me escondí esperando que pasara la
tormenta, pero dio la casualidad que este el Sr, Felipe tomo la misma dirección, era un hombre que iba siempre hablando en alto, al detectarlo no sabia que hacer, el miedo me invadía ya que pensé que me había visto y venia por mi, pero llego a la altura mía por el camino yo seguía escondido en los girasoles pero no a la orilla claro y me quede quieto como una
estatua sin respirar hasta que le veo pasar de largo, y es que iba a una viña que tenia mas allá por el camino. Di gracias a Dios y regreso a casa, cuando pase por la casa del cristal la pase veloz como un rayo. Y colorín colorado no es un cuento es una realidad que no conté a mi madre hasta que ya era bastante mayorcito. Vaya puntería que el menda tenia. JAB