Diversas hipótesis suponen que el origen de
Turégano arranca de un castro prerromano situado en el mismo cerro del
castillo, y que perduraría como ciudadela, quizá ya fortificada, durante la colonización
romana y la invasión árabe, para pasar, hacia finales del siglo XII, a poder del Obispado de
Segovia, tras la donación de la Villa por parte de la reina Doña Urraca al obispo de. Pedro de Agén.
De esta forma, la
historia de Turégano quedará ya siempre condicionada como Señorío Episcopal.
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