Esta
fuente brota con sus
aguas frescas y puras a unos tres kilómetros del
Puerto de la Fuenfría. Era lugar de parada y descanso tras las fatigas del viaje desde
Madrid.
En 1718, Felipe V decidió construir el
palacio de La Granja. Para facilitar sus frecuentes visitas a las obras, en 1721 se comienza la restauración del
camino, cuyas labores duran hasta 1728. El camino de la vertiente sur cambió su trazado, utilizando para ello explosivos y gran cantidad de mano de obra. A pesar de todo este esfuerzo, el clima y la altitud obligan a continuos arreglos.
El conde de Floridablanca, secretario de Estado de Carlos III, ordena en 1778 otra reparación del camino en ambos lados del puerto. Se construyeron nuevas cunetas, desaguaderos y alcantarillas y se arreglaron empedrados,
puentes y paredones. Sin embargo, el nuevo camino del Puerto de Navacerrada, abierto diez años después, hará que el viejo camino de la Fuenfría sea definitivamente abandonado.