Hoy contemplamos con alarma cómo un presidente del Gobierno se declara "rojo", es decir, afín a la ideología más mortífera y tiránica del siglo XX, en rivalidad con la nazi; y reivindica los "valores republicanos", entendiendo por tales los de la corriente despótico-revolucionaria. Le oímos hablar de "Paz, piedad, perdón", pervirtiendo el lenguaje de forma inaudita. Para él, la paz se obtiene liquidando la Constitución; la piedad la dedica a los asesinos y la aparta de sus víctimas; y el perdón, grotesco perdón, consiste en la legalización del asesinato como forma de hacer política y obtener ventajas inadmisibles.
El Gobierno actual está destruyendo la ley, y por tanto la posibilidad de una convivencia en paz y en libertad en España. Y los ciudadanos demócratas debemos denunciar y frenar este proceso enloquecido.
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