Fiestas en
Cedillo del Condado
San Antonio de Padua, día 13 de junio,
fiesta mayor de Cedillo donde se ofrecen los niños recién nacidos al
Santo en la
procesión que se hace de
noche, en la
plaza, bajo el
arco de romero donde se cuelgan rosquillas y limones. Otra
tradición popular desde siempre es: cuando el Santo entra en la
iglesia al final de la procesión, desde la misma
puerta de entrada hasta el
altar, va muy despacio dando un paso hacia delante y dos más pequeños hacia atrás, mientras ininterrumpidamente durante 20 minutos que dura la entrada se escucha el Himno Nacional, donde a todos los Sanantoñistas se nos pone el vello de punta.
Nuestra Señora del Carmen, día 16 de julio (se celebra el fin de semana más próximo a su día)
Nuestra señora de la Natividad, patrona de Cedillo del Condado, día 8 de septiembre (corrida de
toros para esta fiesta, por eso a esta
Virgen se la conoce en Cedillo, por la Virgen de los toros).
Fiestas en Cedillo del Condado que dejaron de celebrarse
San Antón, día 17 de enero (día de los animales, se iba con ellos al cerro de la iglesia donde el cura los bendecía)
San Isidro, día 15 de mayo (había
baile en la plaza y se repartían tostones y limonada en el
ayuntamiento).
San Roque nació en Montpellier, de una
familia sumamente rica. Muertos sus padres, él vendió todas sus posesiones, repartió el dinero entre los pobres y se fue como un pobre peregrino hacia Roma a visitar
santuarios.
Y en ese tiempo estalló la peste de tifus y las gentes se morían por montones por todas partes. Roque se dedicó entonces a atender a los más abandonados. A muchos logró conseguirles la curación con sólo hacerles la
señal de la
Santa Cruz sobre su frente. A muchísimos ayudó a bien morir, y él mismo les hacía la sepultura, porque nadie se atrevía a acercárseles por temor al contagio.
Con todos practicaba la más exquisita caridad. Así llegó hasta Roma, y en esa ciudad se dedicó a atender a los más peligrosos de los apestados. La gente decía al verlo: "Ahí va el santo".
Y un día mientras atendía a un enfermo grave, se sintió también él contagiado de la enfermedad. Su cuerpo se llenó de manchas negras y de úlceras. Para no ser molesto a nadie, se retiró a un bosque solitario, y en el sitio donde él se
refugió, ahí nació un aljibe de
agua cristalina, con la cual se refrescaba.
Y sucedió que un perro de una
casa importante de la ciudad empezó a tomar cada día un
pan de la mesa de su amo e irse al bosque a llevárselo a Roque. Después de varios días de repetirse el hecho, al dueño le entró curiosidad, y siguió los pasos del perro, hasta que encontró al pobre llaguiento, en el bosque. Entonces se llevó a Roque a su casa y lo curó de sus llagas y enfermedades.
Apenas se sintió curado dispuso el santo volver a su ciudad de Montpellier. Pero al llegar a la ciudad, que estaba en guerra, los
militares lo confundieron con un espía y lo encarcelaron. Y así estuvo 5 años en la prisión, consolando a los demás prisioneros y ofreciendo sus penas y humillaciones por la salvación de las almas.
Y un 15 de agosto, del año 1378, fiesta de la Asunción de la Virgen Santísima, murió como un santo. Al prepararlo para echarlo al ataúd descubrieron en su pecho una señal de la cruz que su padre le había trazado de pequeñito y se dieron cuenta de que era hijo del que había sido gobernador de la ciudad.
Toda la gente de Montpellier acudió a sus funerales, y desde entonces empezó a conseguir de Dios admirables milagros y no ha dejado de conseguirlos por montones en tantos siglos.
Lo pintan con su bastón y sombrero de peregrino, señalando con la mano una de sus llagas y con su perro al lado, ofreciéndole el pan.
información facilitada por: Radio Cedillo www. radiocedillo. es. tl