Se inició su construcción como
monasterio en 1024, en tiempos de Alfonso VI. En 1088 se convirtió en alcázar debido a la amenaza del reino cristiano y a las posibles entradas de los musulmanes por el
puente de Alcántara. En 1147 Muñoz de Cervatos conquistó el
castillo de las manos de los moros. Con la total expulsión de los musulmanes de la Península Ibérica, la fortaleza fue perdiendo paulatinamente su función de defensa quedando relegada al olvido.
Tras diversos avatares, y bajo peligro de demolición,
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