Los
molinos de
agua se usaron de siempre para la molienda del grano, pero, hacia el siglo XVI, el interior de la Península fue azotada por una sequía, lo que llevó a una búsqueda de nuevas
fuentes de energía. Los últimos cruzados que llegaron de Tierra
Santa y la llegada de la Orden de Malta a
España se consideran los posibles emisarios de la construcción de los molinos de viento.
En el 1870 hubo un declive en la molienda de los molinos por la aparición en el
mercado europeo de los granos americanos,
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