.A veces cogiamos un trozo de corcho y lo arrojábamos al agua como si de un barco se tratara, cuando el corcho se empapaba daba la sensación de que se iba al fondo, entonces nosotros gritábamos a la vez, que se hunde, que se hunde.
Una de tantas veces que lo habíamos hecho, nuestros padres nos sintieron gritar desde la casa y pensando que alguno de los dos se había caído al pozo corrían de tal manera que no les llegaba la ropa al cuerpo.
A partir de ese día ya no nos dejaron acercar más al pozo. De haberlo sabido no habríamos gritado tan fuerte. Con lo bien que nos lo estábamos oasando. Continuará.
Una de tantas veces que lo habíamos hecho, nuestros padres nos sintieron gritar desde la casa y pensando que alguno de los dos se había caído al pozo corrían de tal manera que no les llegaba la ropa al cuerpo.
A partir de ese día ya no nos dejaron acercar más al pozo. De haberlo sabido no habríamos gritado tan fuerte. Con lo bien que nos lo estábamos oasando. Continuará.