Hace muchos años yo viví por breve tiempo en Navahermosa (entonces era Navahermosa del Campo). No recuerdo qué edad tendría yo entonces pero sí era muy jovencito, pues recuerdo que mi hermano y yo nos "tragamos" una a una todas las películas, pésimas, del cantante Raphael en uno de los dos cines que había. Vivíamos en una calle que recordaba que se llamaba Avenida del Ejército (aunque no estoy ya nada seguro de ello). Seguramente me falle la memoria y no se llamaba así, es más, puede que fuera la Avenida del Rosario de la foto que muestran, pues me suena de la foto la orientación del sol y la fisionomía de la calle. Recuerdo que a unos metros de la casa, según se salía del portal, a la derecha, había un codo del cauce del Río Cedena (siempre seco). El riachuelo estaba encauzado en bloques de piedra de los que se usaban para pavimentar las calles antes de haber asfalto. En esa casa solo vivíamos nosotros (creo que en el 2º piso) y en el primer piso vivía el matrimonio compuesto por Francisco Cabello (funcionario del juzgado. Mi padre era el Juez) y su señora Doña Gloria. En la planta baja de la que era nuestra casa había un taller de carpintería en el que mis padres encargaron al propietario varios muebles de comedor (un taquillón, una mesa para comer, varias sillas, etc., todo ello en estilo castellano). Justo frente al portal de la casa, que no tenía más que dos alturas, había un transformador de la luz, junto al cual, en las tardes de verano, cazábamos murciélagos. Recuerdo también, muy temprano por las mañanas la voz de José, el chico que iba vendiendo churros y porras por la calle " ¡El churreeeeeeeeeroooooo!. Recuerdo también a su madre, María creo que era su nombre. Me acuerdo de la señora Eduvigis, enorme, y siempre vestida de negro vendiendo fruta por las casas. Vendía unos higos que goteaban miel y que jamás he vuelto a probar. Recuerdo, por último, un restaurante que se llamaba Casa Flores, en donde solíamos ir toda la familia a comer la mejor carne de ciervo, picante y sabrosísima, que he probado en toda mi vida. Hace varios años mi mujer y yo entramos en el pueblo. Yo quería ver si aún existían los lugares que he comentado, pero el tiempo nos apremiaba y no queríamos que se nos hiciera de noche de vuelta a Madrid.