Me siento nuñogomera aunque sea mi madre la que nació allí. Estoy de acuerdo con que las mejores fiestas son las de carnavales (con la tortilla en La Molar) y las de verano. Sin embargo, hay que reconocer que las del verano quien las ha visto y quien las ve ahora. Nada que ver cuando había vaquillas después del baile, perseguiamos la furgoneta con las napolitanas de crema y de chocolate hasta la casa de la Sabina y luego subíamos al Canto de la Encinilla a desayunar. Han cambiado mucho y ójala se recuperaran algunas de esas tradiciones que hemos perdido.
Un saludo.
Un saludo.