Sí, es verdad, que la cosa empezó como un belén más, y ahora se ha convertido en la gallinita de los huevos de oro. Pero igual alguno lo confunde con que sentimos envidia, y nada más lejos: es que ya no se respeta nada, y hasta los frailes pierden sus propios valores por los que tanto rezan a diario. ES una contradicción.