A Ocaña le falta una sonrisa, solo una sonrisa y no un gesto hosco con el forastero pero eso es propio de los territorios que están alejados del mar porque se asustan de recibir visitantes. Si apostamos por el turismo, bienvenido sea pero hay que tener en cuenta que vamos a recibir personas de cultura, hábitos y lenguas diferentes incluso tratándose de turismo nacional. Tendríamos que ser acogedores, agradables, buenos anfitriones. El turista es una persona que viene a comprar servicios y a sentirse bien, si logramos al menos satisfacer sus espectativas, estará contento pero si las sobrepasamos volverá y nos recomendará. ¿A qué segmento de turismo nos vamos dirigir? ¿Está creada la infraestructura? ¿Quién se va a encargar de lanzar el producto "Ocaña" al mercado, sabiendo cuales son sus fortalezas? Verdaderamente creo que sería una excelente alternativa, brindar servicios, una vez que han dejado de sembrar ladrillos.