Él se despedía cada día de mí y yo no me he podido despedir de él. Espero que goce eternamente lo que tanto me prometió a mí: Estar cerca de Dios
Era un soplo de aire fresco
Era una brisa llegada del Cielo
Era un garabato vestido de inmaculado blanco
Era un hombre desnudo de llantos
Era un aliento de esperanza del final del tiempo
Era un suspiro vestido de ángel
Era el bien caminando muy despacio
Era por siempre el Padre Ignacio
Era un soplo de aire fresco
Era una brisa llegada del Cielo
Era un garabato vestido de inmaculado blanco
Era un hombre desnudo de llantos
Era un aliento de esperanza del final del tiempo
Era un suspiro vestido de ángel
Era el bien caminando muy despacio
Era por siempre el Padre Ignacio