La voracidad de la economía española para captar dinero en el extranjero con el que financiar la actividad productiva no parece tener límites. Hasta el punto de que la deuda externa de España -es decir, los pasivos que hay que devolver a los prestamistas en los plazos acordados- representan ya el 145% del Producto Interior Bruto (PIB). O, lo que es lo mismo, 1,45 billones de euros, la cifra más alta jamás alcanzada por la economía nacional.
Para hacerse una idea de lo que han crecido las deudas de los agentes económicos hay que tener en cuenta que hace apenas cuatro años la deuda externa de España era equivalente a 716.455 millones de euros, lo que indica que en menos de un quinquenio los pasivos con el exterior se han multiplicado por dos. Lo más sorprendente, con todo, es que mientras las deudas de Estado en el extranjero sólo han crecido un 18% respecto a 2003, los préstamos del sector privado se han multiplicado prácticamente por tres, lo que da idea del fuerte proceso de endeudamiento que ha sufrido la economía española, algo que ha permitido financiar la expansión económica sin restricciones de liquidez.
La deuda externa de un país comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que dan lugar a pagos por amortización o intereses, incluyendo todos los instrumentos financieros (excepto las participaciones en el capital y los derivados). Este indicador es especialmente relevante en unos momentos como en los actuales, en los que hay dificultades para captar dinero por parte de algunas entidades financieros, lo que sitúa a España en una difícil posición, ya que el país necesita dinero del extranjero, y mucho, para que no haya cuellos de botella en la financiación de la economía...
Para hacerse una idea de lo que han crecido las deudas de los agentes económicos hay que tener en cuenta que hace apenas cuatro años la deuda externa de España era equivalente a 716.455 millones de euros, lo que indica que en menos de un quinquenio los pasivos con el exterior se han multiplicado por dos. Lo más sorprendente, con todo, es que mientras las deudas de Estado en el extranjero sólo han crecido un 18% respecto a 2003, los préstamos del sector privado se han multiplicado prácticamente por tres, lo que da idea del fuerte proceso de endeudamiento que ha sufrido la economía española, algo que ha permitido financiar la expansión económica sin restricciones de liquidez.
La deuda externa de un país comprende los saldos de todos los pasivos frente a no residentes que dan lugar a pagos por amortización o intereses, incluyendo todos los instrumentos financieros (excepto las participaciones en el capital y los derivados). Este indicador es especialmente relevante en unos momentos como en los actuales, en los que hay dificultades para captar dinero por parte de algunas entidades financieros, lo que sitúa a España en una difícil posición, ya que el país necesita dinero del extranjero, y mucho, para que no haya cuellos de botella en la financiación de la economía...