En esto ha insistido mucho la última semana el ministro de Educación, José Ignacio Wert, al defender el decreto. Este fija un mínimo de recortes y ofrece nuevas herramientas legales —principalmente, el aumento del número máximo de alumnos por aula y las horas de clase que dan los profesores— para reducir plantillas en unos 40.000, según el PSOE, y muchos más, según los sindicatos, pues buena parte de las medidas afectan también a los colegios concertados y a la Universidad. Según Wert, no queda más remedio que recortar, pero las medidas apenas afectarán a la calidad del sistema, aunque se está pidiendo a los profesores un esfuerzo en estos críticos tiempos con medidas “dolorosas”, dijo. Estas también incluyen la posibilidad de aumentar unos 500 euros de las matrículas universitarias (sobre una media de 1.000 al año), mientras se endurecen las condiciones para acceder a las becas.